TRUCOS PARA LIMPIAR TU MÓVIL SIN ESTROPEARLO NI DAÑARLO


Limpiar y desinfectar el móvil no es una tarea complicada pero, ¿cuántas veces lo hacemos? Teniendo en cuenta las horas que pasa en nuestra mano y todos los lugares sobre los que lo dejamos, lo recomendable sería todas las semanas. Aquí te damos algunos consejos para saber cómo hay que hacerlo para no dañar el dispositivo

Que el teléfono móvil está lleno de bacterias no es nada soprendente. ¿Más que un váter? Bueno, depende, piensa cuántas veces limpias el váter y cuántas tu teléfono. Eso ya depende del nivel de exigencia de cada uno… Lo que si es cierto es que el teléfono móvil está siempre con nosotros. Sobre la mesa, junto a la comida. Lo cogemos con las manos sudadas, después de tocar las barras del metro o del autobús. De dar la mano. Hasta de ir al baño (o durante).

Según un estudio de la Universidad de Stanford publicado a principios de 2014, un dispositivo móvil tiene 18 veces más bacterias que la cadena de un baño público (de esas que toca todo el mundo). En el mismo informe se señalaba que cerca del 30% de los patógenos que se encuentran en el dispositivo, pasan a los dedos del usuario, y ya se sabe que las manos siempre acaban yendo al pan.

Pero limpiar un móvil no es una tarea tan fácil como pudiese parecer. Si no quieres estropearlo, mejor seguir algunos de los consejos que a continuación te damos.

Lo primero es desconectar el teléfono. Nada de energía. Y, por supuesto, desenchufado de la red eléctrica.
 
Desinfectar

Lo idóneo sería utilizar un desinfectante. La lejía es demasiado agresiva. Existen productos especializados, como los que se utilizan para los cristales de las gafas. Estos productos suelen contener algún desinfectante similar al jabón, aunque puede que en cantidad insuficiente. Como alternativa doméstica puedes utilizar alcohol del mismo que se utiliza para desinfectar las heridas. Eso sí, nunca de forma directa. Mezcla una proporción de en torno a un 50-60% de alcohol con agua. Sumerge una gamuza  y, siempre escurrida, repasa todo el teléfono móvil. Ten cuidado con los botones y conectores, como el Jack de audio, o el del cable de cargar. Una vez repasado entero, repasa con un trapo seco que no suelte pelusa (microfibra) hasta acabar con cualquier rastro de humedad. Aplícate especialmente en las ranuras. También puede usarse vinagre blanco como alternativa al alcohol.
 
Eliminar el polvo

Ahora toca el turno de los conectores. ¿Cuántas veces has soplado el agujero del enchufe? Al tratarse de aperturas estrechas suele ser habitual que allí se alojen restos de pelusas, de los bolsillos, del bolso, etc… Soplar no es la mejor opción. Lo ideal sería un cepillo lo suficientemente pequeño. Si no dispones de uno, puedes usar un cepillo de dientes de púas blandas. Jamás frotes, puedes dañar algún mecanismo. Simplemente repasa tratando de desviar el polvo y que salga por su propia inercia. El mismo proceso puede hacerse con el resto de aperturas, incluida la batería o la tarjeta SIM, si tienes acceso a ella. Nunca (¡nunca!) pases líquidos por estas zonas.
Recuperar el brillo perdido

Una vez desinfectado y limpio, toca el turno de devolver a tu móvil el lustre de años (o meses, ¿hace cuánto que lo tienes?) atrás. Como si fuese la cara, vamos a usar un "exfoliante". Puede servirte pasta de dientes (si no es de gel), colocando una pequeña cantidad en el extremo de un trapo y frotando con extrema sensibilidad la pantalla y componentes de tu móvil en movimientos circulares. Disimularás los arañazos y darás brillo a la pantalla. Eso sí, de nuevo sé precavido, no vayas a rayarlo más. Otra opción es usar una pasta a base de polvos de talco y agua. Mucho menos agresiva que la pasta de dientes. Por último, tengas pantalla de cristal o de plástico, puedes usar un limpiacristales no agresivo (para piezas delicadas) para dar un último repaso. Nunca dejes el producto sobre el móvil. Moja un trapo muy poquito, casi seco, y de nuevo repasa todas las partes muy despacio en movimientos circulares.

Si lo que quieres es limpiar la funda no hay tanto problema. Si es de plástico, aplica primero alcohol y luego frótala bajo el agua con jabón durante el tiempo suficiente. Si la funda es de piel debes tener un poco más de cuidado. Un limpiamuebles, aplicado en el trapo, puedes ser suficiente para devolverle el brillo. Antes puedes haberla repasado con una mezcla de agua jabonosa, con casi nada de jabón. 20M.ES

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