ASÍ SON LOS MERCADILLOS DE SOLTEROS EN LA CHINA


Imagina que tienes treinta y tantos y pasaste más de la mitad de tu vida empollando y ligando menos que un gato de escayola para acabar en un trabajo más o menos decente. El lema forever alone se enciende en tu frente cada vez que tus colegas te hablan de su vida en pareja o en familia e Internet no hace más que colarte anuncios de páginas de citas. Un día, cuando estás a punto de hacer click en el botón de registrarse, un amigo te llama y te dice que ha visto a tu padre en el parque tratando de buscarte pareja armado con una ficha con tus datos, como si de un Opel Corsa te tratases.

Pues bien, esta es una situación de lo más habitual para cantidad de jóvenes solteros en la China actual, quienes se resignan a que sus padres o abuelos les “representen” en los mercadillos de solteros que se organizan periódicamente en plazas y parques de toda ciudad que se precie.

Una característica llamativa de estos mercadillos es que la mayoría de los perfiles anunciados corresponden a mujeres, entre las que abundan aquellas que no logran encontrar pareja porque han dedicado más años a elevar su nivel de estudios, y parece que a muchos hombres chinos todavía les da reparo emparejarse con alguien con un mayor nivel educativo. Son las llamadas “mujeres sobrantes” (剩女), de las que nos podemos encargar en otra ocasión. 
De hecho, los mercadillos de solteros supone una especie de última opción, ya que implica exponer a los hijos o nietos al escrutinio de cientos de desconocidos, y esta es una cuestión que tradicionalmente se ha solucionado a través de las redes de parientes y amiguetes. Por eso, resulta comprensible que los solteros anunciados en ellos estén un poco hasta las gónadas del asunto. Sin embargo, los datos demuestran que la cosa se vuelve mucho más aceptable cuando las citas a ciegas se organizan en un contexto algo más discreto.

Según una investigación publicada en febrero de este año, más del 90% de los solteros participaron en citas a ciegas organizadas por sus familiares o amigos durante el Año Nuevo chino. Además, el 54,7% de ellos acudiría a entre 8 o 10 citas en apenas 2 semanas, mientras que un 16,46% lo haría entre 5 y 8 veces.

Para entender la razón de ser de este curioso fenómeno no solo hay que tener en cuenta la falta de tiempo para buscar pareja en una sociedad ultracompetitiva, sino también la tabarra perpetua que persigue a los hijos desde que se gradúan y que les empuja a casarse cuanto antes.
De acuerdo con un estudio realizado en 2016 por la página china de ligoteo Zhenai (“amor verdadero”), más del 70% de los solteros admitieron sentirse presionados por sus padres para casarse y a un 20% de ellos se lo llegan a repetir más de 12 veces al año.

Además, aunque suene un poco extremo, lo cierto es que negarse a tener hijos cuando la biología lo permite supone poco menos que un pecado contra la ética familiar confuciana que domina a lo largo y ancho del país. Ahora bien, como explico en el vídeo, los abuelos en potencia pagan su matraca con una alta posibilidad de ser ellos quienes se encarguen de una parte de los cuidados de los esperados nietos. No todo iban a ser desventajas.



Por otra parte, como muchos sabréis, China es un país con una larga tradición de casamenteras y matrimonios concertados, y esta es una de las principales razones de que se perciba un nivel relativamente alto de tolerancia a que familiares y amigos metan sus narices en tu vida personal.

Obviamente, para muchos esto puede suponer un auténtico infierno, pero también los hay que no tienen problema alguno en dejarse ayudar. Entre mis amigos chinos tengo ejemplos de ambos casos. Uno de ellos finalmente accedió a casarse y tener un hijo con su novia cuando ya habían decidido separarse. Ahora ambos están casados con otras personas y el hijo está siendo criados por sus abuelos paternos, principales artífices del culebrón. El otro es un joven vivalavida de clase media-alta al que sus padres organizan fiestas con otros solteros casi cada fin de semana. El tío se lo pasa pipa porque los padres chinos de hoy en día respetan la decisión de los hijos y, además, no tiene que mover un dedo para conocer gente interesante con un capital cultural y económico similar, verdadera clave sociológica para el matrimonio exitoso en casi cualquier parte del mundo.

Ahora bien, esta particularidad cultural también puede afectar a chinos adoptivos como servidor. Cuando mi actual mujer y yo llevábamos unos meses saliendo, su exnovio se las apañó para movilizar a sus familiares y organizar una cena con ella y otros parientes durante el Año Nuevo chino. Mi actual suegra no sabía nada sobre nuestra relación en aquellos momentos y se prestó para convencer a su hija de que se presentase a la encerrona.

Tengo que reconocer que el exnovio se lo curró muy bien y hasta tomó un avión desde una provincia bastante lejana para urdir su plan, pero todo resultó en balde, porque por mucha tradición que haya, hoy en día no hay Confucio ni Buda ni Mao que obligue a los chinos a casarse con quien no quieren. Eso sí, uno casi tiene que leerse el ‘Arte de la guerra’ de Sun Tzu para poder resistir a la presión y salirse con la suya.

Autor: Javier Teiletxea.  - publico.es

Publicar un comentario

0 Comentarios