La Alberca (Salamanca), 17 ene (EFE).- El conocido como Pueblo Inglés de La Alberca, en la Sierra de Francia salmantina, se ha convertido desde hace nueve años en un lugar muy demandado por todo tipo de personas que quieren o necesitan aprender el idioma anglosajón en sólo una semana. Ingenieros, arquitectos, estudiantes, médicos e incluso jubilados se apuntan a este tipo de cursos en el que desde el primer momento están mentalizados de una cosa: "sólo inglés", o, como dice el coordinador de los cursos, Brian Bolles: "only english".
Aunque la mayor parte de las personas son españoles o latinoamericanos, también se inscriben en este tipo de cursos portugueses, franceses o alemanes.
El éxito de esta iniciativa radica en que los alumnos están alojados en un recinto de la falda de la Sierra de Francia, aislados de cualquier situación y con la apariencia de que disfrutan de unas vacaciones.
"Desde el primer momento en el que les llevamos en el autobús al Pueblo Inglés, ya no se habla castellano, sólo inglés", ha explicado Bolles a Efe.
En el recinto, un lugar con diferentes alojamientos turísticos que imitan la arquitectura de piedra y madera de La Alberca, está preparado para que los alumnos no lean nada en castellano, "todos los indicadores del centro, el menú o las bebidas de la cafetería están en inglés".
"Se trata de personas de habla inglesa que vienen a disfrutar de sus vacaciones a este centro de La Alberca , ya que ellos prefieren disfrutar de su tiempo libre aprendiendo cosas de la gente de España", ha detallado Brian Bolles.
Entre estos voluntario y los propios alumnos, los profesores organizan varios diálogos al día, que ellos denominan "one to one", que consisten en conversaciones de, aproximadamente, una hora para que "el aprendiz se pueda soltar y también desarrolle el oído con el que captar el idioma".
Cada grupo de aprendizaje semanal está formado por 40 personas, 20 alumnos y 20 angloparlantes. Los angloparlantes no son exclusivamente de Gran Bretaña, también hay de Estados Unidos, Canadá, Australia o Sudáfrica, "por lo que se consigue que el alumno pueda diferenciar los diferentes acentos de las distintas zonas del mundo en las que se habla inglés".
Además, a lo largo de la semana, los alumnos tendrán que ser capaces de realizar presentaciones en público, tener conversaciones telefónicas o participar en obras de teatro donde, por supuesto, todo es en inglés.
"Los primeros días son muy duros, el miedo escénico es terrible en muchas ocasiones pero, al final de la semana, la gente consigue soltarse, ya que están todo el día hablando en inglés".
Esta idea fue puesta en marcha por el empresario soriano Juan Carlos Medina, que se puso en contacto con otros empresarios de La Alberca en el año 2001 para desarrollar esta iniciativa.
El objetivo es el de conjugar la necesidad de los angloparlantes voluntarios de entrar en contacto con los españoles con la demanda de personas que quieren aprender inglés.
Eso sí, lo único que respetan en este Pueblo Inglés en relación a la cultura española es su gastronomía. "Por supuesto, la comida es únicamente española", reconoce Brian Bolles.
Aunque la mayor parte de las personas son españoles o latinoamericanos, también se inscriben en este tipo de cursos portugueses, franceses o alemanes.
El éxito de esta iniciativa radica en que los alumnos están alojados en un recinto de la falda de la Sierra de Francia, aislados de cualquier situación y con la apariencia de que disfrutan de unas vacaciones.
"Desde el primer momento en el que les llevamos en el autobús al Pueblo Inglés, ya no se habla castellano, sólo inglés", ha explicado Bolles a Efe.
En el recinto, un lugar con diferentes alojamientos turísticos que imitan la arquitectura de piedra y madera de La Alberca, está preparado para que los alumnos no lean nada en castellano, "todos los indicadores del centro, el menú o las bebidas de la cafetería están en inglés".
"Se trata de personas de habla inglesa que vienen a disfrutar de sus vacaciones a este centro de La Alberca , ya que ellos prefieren disfrutar de su tiempo libre aprendiendo cosas de la gente de España", ha detallado Brian Bolles.
Entre estos voluntario y los propios alumnos, los profesores organizan varios diálogos al día, que ellos denominan "one to one", que consisten en conversaciones de, aproximadamente, una hora para que "el aprendiz se pueda soltar y también desarrolle el oído con el que captar el idioma".
Cada grupo de aprendizaje semanal está formado por 40 personas, 20 alumnos y 20 angloparlantes. Los angloparlantes no son exclusivamente de Gran Bretaña, también hay de Estados Unidos, Canadá, Australia o Sudáfrica, "por lo que se consigue que el alumno pueda diferenciar los diferentes acentos de las distintas zonas del mundo en las que se habla inglés".
Además, a lo largo de la semana, los alumnos tendrán que ser capaces de realizar presentaciones en público, tener conversaciones telefónicas o participar en obras de teatro donde, por supuesto, todo es en inglés.
"Los primeros días son muy duros, el miedo escénico es terrible en muchas ocasiones pero, al final de la semana, la gente consigue soltarse, ya que están todo el día hablando en inglés".
Esta idea fue puesta en marcha por el empresario soriano Juan Carlos Medina, que se puso en contacto con otros empresarios de La Alberca en el año 2001 para desarrollar esta iniciativa.
El objetivo es el de conjugar la necesidad de los angloparlantes voluntarios de entrar en contacto con los españoles con la demanda de personas que quieren aprender inglés.
Eso sí, lo único que respetan en este Pueblo Inglés en relación a la cultura española es su gastronomía. "Por supuesto, la comida es únicamente española", reconoce Brian Bolles.
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