Tras analizar durante dos años la composición de las pirámides de Giza, un equipo de arqueólogos -asesorado por ingenieros y arquitectos técnicos- ha determinado que los célebres monumentos del antiguo Egipto se edificaron con piezas prefabricadas y que en todo momento “siguieron la filosofía de ir a lo práctico sin detenerse en adornos que les complicaran la vida”, en palabras de Jeff Riland, responsable del estudio. Desmitificando la tesis de que las pirámides fueron construidas por miles de esclavos, se ha comprobado que “no fueron más de quince operarios, tardaron tres semanas y sólo porque tuvieron problemas de última hora con las humedades”.
Según Riland, “las pirámides son grandes pero están huecas y no pesan nada. Son como de corchopán. Ese mito de los esclavos sudando la gota gorda y haciendo aquello de poner un brazo hacia adelante y otro atrás forma parte de la imagen que se quería dar. Si fabricas un simple triángulo que podría ser perfectamente un pisapapeles de oficina, al menos que sea muy grande y que parezca que ha costado mucho. Eso es lo que pensaría el faraón del momento, que no sé quién era porque me hago un lío ya con tanta momia”.
El hallazgo ha generado mucha polémica y numerosos historiadores desconfían de una visión tan reduccionista del imperio egipcio. “Buscar soluciones sencillas para no tener que enfrentarse a la complejidad de una cultura de la que tenemos escasos datos es poco honesto”, declaraba George McNewmann, catedrático de Historia de la Universidad de Columbia.
Jeff Riland ha replicado que “no es nada sencillo dedicar dos años de tu vida a examinar un monumento que finalmente resulta que lo montan cuatro tíos en un par de tardes. Me hubiera gustado encontrar otra cosa, francamente. Pero luego lo piensas fríamente y te das cuenta de que, para empezar, su animal sagrado era el gato. Cosa más cutre no se me ocurre. Quiero decir que era gente que no se rompía la cabeza como lo hacen ahora muchos historiadores. Cuando se moría el jefe lo tapaban con un trapo y a vivir. Ni se molestaban en cavar un hoyo, y no lo critico”.
Pese a las reticencias de los historiadores, el ámbito de la arquitectura ha visto en el proceder de los egipcios una clara fuente de inspiración en tiempos en los que escasean los grandes presupuestos. “Es cierto que a veces nos matamos mucho diseñando cosas que, en el día a día, no se aprovechan. Los techos de la Capilla Sixtina son preciosos, pero nadie mira al techo. Yo los techos los hago blancos. De hecho, si puedo lo hago todo blanco porque es un color que gusta a todo el mundo” afirma el arquitecto español Santiago Calatrava. FUENTE - ELMUNDOTODAY.COM
2 Comentarios
jajajajajajajajajaj!!
ResponderEliminarmundo today dixit
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