Las calles y mercados de algunas ciudades de EspaƱa han sido escenario este fin de semana de duros enfrentamientos entre decenas de ciudadanos y la PolicĆa a causa del sabor de las hortalizas, concretamente de los tomates. El sĆ”bado por la maƱana, al ser preguntada en el mercado de La BoquerĆa de Barcelona sobre el tipo de tomates que querĆa comprar, una mujer respondiĆ³ “Y quĆ© mĆ”s me da, si los tomates de ahora ya no saben a nada”. Dicha frase, proferida sin intenciĆ³n alguna, empezĆ³ a ser repetida como un mantra por quienes la rodeaban, generando creciente indignaciĆ³n. “Fue como una bofetada que nos despertĆ³ a todos de golpe, como algo que todos sabĆamos pero nadie se atrevĆa a reconocer”, comenta uno de los testimonios de la revuelta.
“Al oĆr a la mujer, algunos clientes exclamaron ‘¿QuĆ© ha dicho?’ y ella repitiĆ³: ‘Los tomates, que ya no saben a nada’. Todo el mundo asintiĆ³ con la cabeza y muchos empezaron a repetirlo como si llevaran un largo tiempo reprimiendo algo” en palabras de JosĆ©, gerente de “Frutas y verduras JosĆ©, que soy yo”.
“¿QuĆ© es esta mierda de la lechuga en bolsas? ¿En quĆ© nos hemos convertido? ¿Usted se acuerda de cuando la leche habĆa que hervirla? Porque yo, la Ćŗltima vez que mirĆ© en mi nevera, lo Ćŗnico que vi fue leche baja en lactosa con extra de calcio y no sĆ© quĆ© mierda de omegas. Y asĆ nos va”, se quejaba tambiĆ©n un cliente del mercado barcelonĆ©s, visiblemente indignado. “Y los chicles, los chicles tampoco saben a nada. Durante aƱos les han ido quitando el sabor, poco a poco, y ahora, si quieres sentir algo, tienes que comprar los caros de caja negra. Pero nunca mĆ”s”, proseguĆa. Luego se tragĆ³ el chicle en seƱal de protesta, como desafiando a la industria.
“Yo hace aƱos que no compro embutido que no estĆ© empaquetado y cortado en cĆ³modas lonchas. ¿En quĆ© nos han convertido? Me doy asco a mĆ misma”, comentaba otra ciudadana mientras, con toda tranquilidad, golpeaba con una gallina un cajero cercano al mercado municipal.
El descontento general se ha ido transmitiendo de unos ciudadanos a otros y no se ha limitado a las frutas y verduras. “Hemos despertado de nuestra hipnosis sensorial. Si todo este tiempo los tomates han sabido a mierda y no nos hemos dado cuenta… ¿Podemos fiarnos de nuestro propio criterio?”, decĆa un testimonio que, blandiendo una caballa, habĆa acorralado a varios ejecutivos que desayunaban en un bar cercano.
“Creo que lo del sabor de los tomates y las tomaduras de pelo del sistema financiero y todo ese rollo son un poco la misma cosa. ¿CĆ³mo nos Ćbamos a dar cuenta de que nos estĆ”bamos metiendo en este ‘fregao’ econĆ³mico si llevan aƱos tomĆ”ndonos el pelo con la ensalada en nuestra propia casa? Pero ahora ya somos capaces de distinguir el plĆ”stico de la fruta de verdad. Ahora ya estĆ” bien”, insistĆa el agresor de la caballa ante las cĆ”maras. ELMUNDOTODAY.COM
“Al oĆr a la mujer, algunos clientes exclamaron ‘¿QuĆ© ha dicho?’ y ella repitiĆ³: ‘Los tomates, que ya no saben a nada’. Todo el mundo asintiĆ³ con la cabeza y muchos empezaron a repetirlo como si llevaran un largo tiempo reprimiendo algo” en palabras de JosĆ©, gerente de “Frutas y verduras JosĆ©, que soy yo”.
“¿QuĆ© es esta mierda de la lechuga en bolsas? ¿En quĆ© nos hemos convertido? ¿Usted se acuerda de cuando la leche habĆa que hervirla? Porque yo, la Ćŗltima vez que mirĆ© en mi nevera, lo Ćŗnico que vi fue leche baja en lactosa con extra de calcio y no sĆ© quĆ© mierda de omegas. Y asĆ nos va”, se quejaba tambiĆ©n un cliente del mercado barcelonĆ©s, visiblemente indignado. “Y los chicles, los chicles tampoco saben a nada. Durante aƱos les han ido quitando el sabor, poco a poco, y ahora, si quieres sentir algo, tienes que comprar los caros de caja negra. Pero nunca mĆ”s”, proseguĆa. Luego se tragĆ³ el chicle en seƱal de protesta, como desafiando a la industria.
“Yo hace aƱos que no compro embutido que no estĆ© empaquetado y cortado en cĆ³modas lonchas. ¿En quĆ© nos han convertido? Me doy asco a mĆ misma”, comentaba otra ciudadana mientras, con toda tranquilidad, golpeaba con una gallina un cajero cercano al mercado municipal.
El descontento general se ha ido transmitiendo de unos ciudadanos a otros y no se ha limitado a las frutas y verduras. “Hemos despertado de nuestra hipnosis sensorial. Si todo este tiempo los tomates han sabido a mierda y no nos hemos dado cuenta… ¿Podemos fiarnos de nuestro propio criterio?”, decĆa un testimonio que, blandiendo una caballa, habĆa acorralado a varios ejecutivos que desayunaban en un bar cercano.
“Creo que lo del sabor de los tomates y las tomaduras de pelo del sistema financiero y todo ese rollo son un poco la misma cosa. ¿CĆ³mo nos Ćbamos a dar cuenta de que nos estĆ”bamos metiendo en este ‘fregao’ econĆ³mico si llevan aƱos tomĆ”ndonos el pelo con la ensalada en nuestra propia casa? Pero ahora ya somos capaces de distinguir el plĆ”stico de la fruta de verdad. Ahora ya estĆ” bien”, insistĆa el agresor de la caballa ante las cĆ”maras. ELMUNDOTODAY.COM
2 Comentarios
Mira esta noticia del Mundo today, es bien verdad, los tomates no saben a nada. La fruta no sabe a nada, las hortalizas no saben a nada!
ResponderEliminarDetesto las frutas con brillo y tal como los tomates todos iguales, son clonados ni para el cerdo sirven.
AƱoro fruta con gusanito!
Donde estan los gusanitos SeƱor?????Os quiero mucho! Vuelvan a casa!!!
esta es de verdad aunque sea de el Mundo Today.
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