ABREN UNA TIENDA DENTRO DE UNA CABINA TELEFÓNICA EN EL REINO UNIDO
Los vecinos de un pueblo inglés del condado de Yorkshire del Norte abrieron una tienda en una cabina telefónica abandonada. A partir de ahora pueden comprar productos muy cerca de su casa sin tener que desplazarse a otra aldea.
Antes los 250 habitantes de la pequeña localidad de Draughton no contaban con ninguna tienda y usaban el servicio de la oficina local de correos para encargar comestibles o prensa. Sin embargo, en 2008 los dueños de la oficina se jubilaron y la comunidad de Draughton fue privada del acceso a las cosas más básicas.
Sin embargo, pronto encontraron una solución original: la compañía telefónica BT anunció la venta de la cabina en desuso por una libra esterlina y el consejo de la parroquia local decidió adquirirla para depositar comestibles y periódicos para la gente.
Los empleados de la parroquia se comunicaron con un habitante del pueblo, Lewis Cooke, de 49 años, que tiene un quiosco en un pueblo vecino. Le pidieron que se encargara del envío de prensa y comestibles y, según explicó, le pareció una buena idea. Cooke recibe encargos por teléfono y cada mañana envía los productos antes de las 7 a.m. directamente a la cabina telefónica, que funciona bajo el principio de 'cabina de la honestidad'. A cada producto le pega una etiqueta con el nombre del comprador que después retira sus pedidos y deja el dinero. Cooke no cobra un extra por el envío a sus vecinos de Draughton.
La gente paga con tarjetas de crédito vía teléfono, o dejan cheques a nombre de Cooke en la cabina. Los habitantes del pueblo se portan tan honestamente que en todo el tiempo de funcionamiento de esta 'cabina de encargos' no ha habido ni un solo caso de robo. "Es asombroso como todo el mundo respetó este sistema y los bienes que dejamos allí, nadie ha robado nada", se sorprende Cooke.
La empleada de la parroquia Jane Markham contó que este sistema había funcionado gracias a la honestidad de los vecinos: "Pensamos en poner una cerradura, pero decidimos que no sería necesario. Aquí cuidamos los unos de los otros".
Alrededor de 70 de los 250 habitantes de Draughton usan los servicios de Cooke y los que todavía no se han adaptado a esta tecnología, ya piensan en empezar a hacerlo. ACTUALIDAD.RT.COM
Los vecinos de un pueblo inglés del condado de Yorkshire del Norte abrieron una tienda en una cabina telefónica abandonada. A partir de ahora pueden comprar productos muy cerca de su casa sin tener que desplazarse a otra aldea.
Antes los 250 habitantes de la pequeña localidad de Draughton no contaban con ninguna tienda y usaban el servicio de la oficina local de correos para encargar comestibles o prensa. Sin embargo, en 2008 los dueños de la oficina se jubilaron y la comunidad de Draughton fue privada del acceso a las cosas más básicas.
Sin embargo, pronto encontraron una solución original: la compañía telefónica BT anunció la venta de la cabina en desuso por una libra esterlina y el consejo de la parroquia local decidió adquirirla para depositar comestibles y periódicos para la gente.
Los empleados de la parroquia se comunicaron con un habitante del pueblo, Lewis Cooke, de 49 años, que tiene un quiosco en un pueblo vecino. Le pidieron que se encargara del envío de prensa y comestibles y, según explicó, le pareció una buena idea. Cooke recibe encargos por teléfono y cada mañana envía los productos antes de las 7 a.m. directamente a la cabina telefónica, que funciona bajo el principio de 'cabina de la honestidad'. A cada producto le pega una etiqueta con el nombre del comprador que después retira sus pedidos y deja el dinero. Cooke no cobra un extra por el envío a sus vecinos de Draughton.
La gente paga con tarjetas de crédito vía teléfono, o dejan cheques a nombre de Cooke en la cabina. Los habitantes del pueblo se portan tan honestamente que en todo el tiempo de funcionamiento de esta 'cabina de encargos' no ha habido ni un solo caso de robo. "Es asombroso como todo el mundo respetó este sistema y los bienes que dejamos allí, nadie ha robado nada", se sorprende Cooke.
La empleada de la parroquia Jane Markham contó que este sistema había funcionado gracias a la honestidad de los vecinos: "Pensamos en poner una cerradura, pero decidimos que no sería necesario. Aquí cuidamos los unos de los otros".
Alrededor de 70 de los 250 habitantes de Draughton usan los servicios de Cooke y los que todavía no se han adaptado a esta tecnología, ya piensan en empezar a hacerlo. ACTUALIDAD.RT.COM
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