El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino adjudicó 3 millones de euros a una empresa de sociología y estudios de opinión para evaluar los gustos y preferencias de los españoles a la hora de consumir pollo. Los resultados, que muchos consideraban previsibles, arrojan luz sobre el consumo de pollo en España con el objetivo de acabar a las tradicionales disputas entre los que prefieren muslo a pechuga. “Podía intuirse que la mayoría prefería muslo a pechuga, ¿pero acaso alguien se hubiera atrevido a concretar un porcentaje exacto? Ahora hemos salido de dudas”, explicaba un portavoz de dicho ministerio durante la rueda de prensa en la que se presentaron los resultados de la investigación.
“El estudio contiene una recopilación de datos definitivos de estadísticas relacionadas con los gustos de consumo de los españoles, por tanto, que el dossier tenga una, tres o quince mil páginas es irrelevante”, comentaba el mismo portavoz después de que un periodista le mostrara que el estudio consistía tan sólo en una portada y un resultado impreso en letra gigante que ocupaba el único folio del dossier.
“Queríamos recabar conocimiento fiable en materia avícola. Ahora que sabemos que los españoles prefieren el muslo intentaremos promover la cría de pollos con más de dos muslos o bien, si esto es imposible, con muslos muy gruesos y con pechugas más bien finas o que sepan a muslo”, proseguía el portavoz intentando defender la utilidad del estudio. “Este estudio bien podría evitar otra guerra civil si conseguimos que la gente deje de pelearse por los escasos muslos que hay. Así que no, no me parece caro en absoluto”.
El año pasado, el Ministerio de Industria destinó cuatro millones de euros al estudio sobre opiniones y usos de los pantalones de pinza entre los españoles. “Se ha determinado que los españoles han dejado de lado los pantalones de pinza y que las nuevas generaciones prefieren otro tipo de pliegue o planchado” dijo en su momento el ministro Miguel Sebastián. Tras el estudio se establecieron una serie de medidas y subvenciones para que las empresas téxtiles evolucionaran de los pantalones de pinza a los tejanos con roturas o ligeramente anchos “y que queden por debajo de la cintura, como caídos, y los españoles puedan enseñar los calzoncillos”. ELMUNDOTODAY.COM
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