Los coches son, para algunos conductores, un modo de vida, una manera más de expresar su personalidad e, incluso, una manera de entender el mundo. Por eso resulta muy sorprendente encontrar un coche "invisible". ¿Quién es el público objetivo de este diseño? ¿Las personas a las que no les gusta destacar? ¿Los que prefieren pasar desapercibidos?
Lo cierto es que el coche transparente fue diseñado hace ya más de setenta años con el objetivo de atraer la atención del público. En concreto, se creó con motivo de la exposición universal que tuvo lugar en Nueva York durante los años 1939 y 1940. Este automóvil transparente fue construido para su exhibición en el pabellón "Autopistas y Horizontes" de General Motors.
El resultado fue un Pontiac con una carrocería única, transparente, construida en un material denominado polimetilmetacrilato, también conocido como Plexiglás. El chasis metálico podía verse a través de la carrocería, mientras que el salpicadero estaba cromado.
El Pontiac de Plexiglás o el coche fantasma, como se le denominaba entonces, tuvo un precio de coste de más de 17.500 euros, un gasto incomprensible para aquella época. No obstante, la inversión resultó sobradamente rentable, ya que recientemente se ha subastado por más de 215.500 euros. El vehículo tuvo una unidad hermana y juntas viajaron alrededor de los Estados Unidos, recalando en los distintos concesionarios Pontiac, donde se convertían inmediatamente en una atracción turística que contribuía a animar las ventas de los distintos modelos de la marca.
Tras la gira, el Pontiac de Plexiglás se exhibió en el Instituto Smithsonian de Washington DC, lo que terminó por consagrar su leyenda. La unidad subastada es la original y la única de la que queda constancia del par de coches fantasmas de la década de los cuarenta. Como dato curioso, se puede destacar el poco uso que han tenido los neumáticos de este vehículo, ya que el cuentakilómetros apenas marca 89 millas (143 kilómetros). AFP
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