Japón desarrolla una sexta generación de aparatos de combate aéreo. Quiere que estén provistos de capacidades furtivas, es decir ‘counter stealth’, para que puedan hacer frente a los cazas y aviones no pilotados, poco visibles en el radar.
El proyecto se desarrolla con base en el concepto del denominado demostrador tecnológico avanzado ATD-X, que los diseñadores japoneses enseñaron al mundo en una de las recientes ferias armamentísticas. Se espera que antes del final de este año el Ministerio de Defensa de Japón y la empresa Mitsubishi Heavy Industries firmen un contrato para lanzar la producción en serie de este equipamiento básico para el 2016.
El director de un instituto japonés de ingeniería militar, general de división Hideyuki Yoshioka, aseguró a los corresponsales de la revista 'Defence Weekly' que tampoco “tecnológicamente Japón tiene problemas para desenvolver capacidades furtivas”. Se comprometió a confeccionar pronto una aeronave grande, del tipo de caza. Los avances de China con el caza de la quinta generación Chengdu J-20 y de Rusia con el Sukhoi PAK-FA T-50, es el factor que más propicia la búsqueda de unas nuevas soluciones tecnológicas, afirmó el militar.
Yoshioka admitió que los japoneses saben detectar a distancia e interceptar los aviones de tercera y cuarta generación, pero no tienen certeza sobre las capacidades de los radares existentes respecto a la quinta. Por eso, a su juicio, desarrollar unos anticazas es una necesidad vital para la defensa del país del sol naciente.
Los expertos de 'Defence Weekly' supusieron que la iniciativa japonesa podría provocar cierta irritación en el mando militar de su principal aliado: Estados Unidos. Tradicionalmente se oponían a la aparición en Japón de dispositivos capaces de hacer frente al material bélico más moderno a disposición del Ejército estadounidense. El único remedio para dar curso al proyecto, opinan los expertos, es realizarlo en conjunto con los diseñadores estadounidenses. RT.COM
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