Una reunión importante, un buen traje y una elegante corbata diseñada por otro usuario, compartida y bajada de internet. La idea puede sonar a ciencia ficción, pero ya es posible conseguirlo, y tal vez se convierta en una realidad cotidiana si se populariza un invento por ahora bastante desconocido, pero del que ya existen varios prototipos y modelos: las impresoras 3D.
Las hay de diferentes precios y fabricantes, aunque tal vez una de las más curiosas es la llamada RepRap. Cualquiera puede montarla en casa: tanto las instrucciones para su montaje como los programas necesarios están publicados en internet gratuitamente bajo una licencia libre, es decir, se puede modificar para cualquier propósito y compartir. Por otro lado, el aparato es capaz de imprimir muchas de sus piezas para construir una réplica igualmente funcional, motivo por el cual recibió el nombre de Darwin en sus primeras versiones.
La impresora RepRap se puede montar en casa
El profesor de la Universidad de Bath, Adrian Bowyer, explica que creó el proyecto RepRap por la "curiosidad" que le despertaba "comprobar si funcionaba". Para él, hacer público el funcionamiento del software controlador y los detalles de construcción "incrementa el darwinismo" de su creación. "Imagine que tiene una máquina A, que se puede copiar a sí misma pero la gente tiene que pagar royalties para hacerlo", explica. "Y suponga que ahora tiene otra máquina B, que se puede copiar libremente: evidentemente se harán más copias de B". RepRap tiene una estrategia evolutiva más eficaz que el resto de aparatos de su especie.
Desde el punto de vista del usuario, el uso de estos periféricos no reviste más complicación que la de una impresora tradicional: si normalmente se necesita papel y un documento de texto o una imagen, RepRap requiere plástico u otro material, y un archivo que contenga un modelo tridimensional del objeto a construir.
¿Necesita una funda para el teléfono móvil? ¿Material de oficina, tal vez? La web Thingiverse.com compendia "diseños que se pueden transformar en objetos", según reza la descripción oficial. Tiene una sección específica de modelos 3D preparados pensando en RepRap, en la que se puede encontrar maquetas, altavoces para el iPhone, corbatas y hasta monturas de gafas. Eso es precisamente lo que se conoce como fabbing: la producción doméstica de objetos físicos a través de impresoras 3D. Y es probable que el catálogo de objetos imprimibles con RepRap aumente considerablemente, porque Bowyer tiene intención de conseguir que en el futuro "se puedan mezclar distintos materiales para crear un solo objeto, de modo que se puedan tener piezas de plástico con circuitos eléctricos dentro de ellas, entre otras cosas".
En Thingiverse.com recopilan cientos de objetos imprimibles
Y es que cada vez más procesos que antes eran necesariamente centralizados empiezan a poder hacerse de un modo distribuido a través de las redes de intercambio de archivos en internet o P2P: la producción de energía, la redacción y venta de libros, la educación... En el caso del fabbing, una consecuencia esperable es que "sean muchos más los que van a poder desarrollar nuevas tecnologías, inventos, juguetes y productos de todo tipo, y hacerlo directamente en y para su entorno", indica David de Ugarte, miembro de la consultora Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas y autor de varios ensayos en los que se abordan los cambios culturales que supone la irrupción de internet.
La opinión de este analista es que, en caso de generalizarse el uso de estos periféricos, las empresas de diseño industrial se encontrarían frente a todo un cambio de paradigma: "Tendrían frente a ellos a un consumidor con más opciones, entre ellas bajarse de la red los planos de productos equivalentes a los suyos, modificarlos a su gusto y producirlos en la copistería del barrio o en su propia casa".
La popularización de las impresoras 3D "destruiría sectores enteros de la industria manufacturera". Así de contundente se muestra Bowyer, que recuerda que eso precisamente fue lo que le ocurrió a los negocios de revelado de fotografías en cuanto las cámaras digitales se hicieron accesibles para la mayoría de los bolsillos.
Un 20% de los aparatos fabrica ya objetos completos
"Se reduciría drásticamente el transporte de bienes: todo el mundo podría descargarse objetos e imprimirlos, en lugar de tener que estar moviéndolas de un sitio a otro, algunas veces hasta en viajes intercontinentales."
Más materiales
Pese a tratarse de una tecnología con resultados muy vistosos, las impresoras 3D no han logrado hacerse un hueco entre los periféricos más habituales. A escala industrial han ido ganando aceptación a medida que se ampliaban los materiales con los que se puede trabajar. Según un reportaje publicado en febrero por la revista The Economist, en 2011 un 20% de estos aparatos ya no se usaba solo para fabricar prototipos, sino que ya se utilizaban para realizar piezas enteras o incluso objetos acabados.
"Es una oportunidad para avanzar en el conocimiento abierto"
Sin embargo, el potencial de esta tecnología no acaba de despegar. El grupo blablabLAB (ver despiece) se muestra confiado de que la popularización de la técnica llegue pronto. "Si termina siendo como el boom protagonizado por los ordenadores de uso personal estaríamos ante un fenómeno de implicaciones sociales, económicas y, por lo tanto, políticas de primer orden: una oportunidad inigualable para seguir avanzando en políticas de conocimiento abierto", explican.
De Ugarte ve en la larga sombra de la crisis un motivo de peso del retraso en la adopción de las impresoras 3D. "El fax era una tecnología lista para masificarse en 1928, pero la crisis del 29 la mandó al olvido hasta más de 50 años después", apunta, aunque también destaca: "La implantación será más lenta de lo que pensábamos".
No será, en todo caso, por falta de ganas. En torno al fabbing hay diversas comunidades virtuales en Internet. Existen, entre otros, un foro en español de constructores de RepRap y un mapa mundial de aficionados. Además hay listas de aplicaciones, más o menos intuitivas, que facilitan la tarea de crear los modelos tridimensionales. Todo ello ,al servicio de unas herramientas pensadas para poner el poder de la fabricación en manos de todos, y que sitúan los únicos límites en la capacidad de innovación. PUBLICO.ES
0 Comentarios