La mayoría de monstruos acuáticos se centran en devorar a las parejas de enamorados por una sencilla razón: las lanchas son indigestas. Y si tu estómago mide 3 metros no hay Omeprazol que valga. Lo que nos lleva directamente a un método de salvación infalible: hay que fusionarse con la lancha. El mismo ser, el mismo espíritu y la misma hipoteca, sí, pero flotante.

Jacqueline Bradley tiene una especie de solución llamada Dress Boat, aunque es para una sola persona-lancha. Se pierde algo de romanticismo porque el tema de besarse es difícil con las lanchas de por medio. Al final uno acaba perdiendo su dignidad, cogiendo a su amor por los codos y estirando hacia sí con los labios en asterisco para ganar un miserable intercambio de saliva que se podría conseguir perfectamente con un simple escupitajo. Si es que mira que nos complicamos.

Lo sé, sé lo que os estáis preguntando: "entonces, ¿influirá esto en el índice de natalidad?" En el de los monstruos acuáticos no. En el otro es posible; todo dependerá de las habilidades motrices de los integrantes en el coito y de su capacidad para discernir la lancha de la pareja.
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