En ocasiones, la forma en la que vemos el mundo cambia mucho en función de la perspectiva que utilicemos para mirar. Precisamente eso es lo que ocurre con la pequeña villa holandesa de Bourtrange, cuya historia nos descubre Adrián Corujo en el blog “La brújula verde”.
Este bello pueblo agrícola esconde un secreto que solo puede ser apreciado cuando lo observamos a vista de pájaro: su hermosa forma estrellada. Esto se debe a que la aldea se asienta sobre una antigua fortificación de forma pentagonal desmantelada en 1851. El castillo original fue construido por orden del rey Guillermo I de Orange en 1593, con el objetivo de controlar la única carretera que unía Alemania con la ciudad de Groninga, bajo el control de los españoles durante la época de la guerra de los Ochenta Años.
En 1967, el gobierno de esta pequeña ciudad del norte de los Países Bajos puso en marcha un ambicioso proyecto para restaurar la fortaleza y devolverle el esplendor que tenía hacia 1740. Entre otras remodelaciones se volvió a levantar las murallas, se recuperó el foso que rodea el castillo y se recuperaron los barracones que albergaban a los soldados, convertidos ahora en un hotel.
Desde 1992, año en que concluyeron, la antigua fortaleza de Bourtange se ha convertido en un auténtico reclamo turístico que ofrece al visitante la inigualable experiencia de conocer el encanto de una auténtica aldea medieval. ABC.ES
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