En 2009, el instituto alemán Max Planck confirmó con unas pruebas en el desierto del Sahara lo que todos sabíamos: los humanos no podemos caminar en línea recta, aportado la primera prueba empírica de que los seres humanos caminan en círculos cuando se pierden. Pero la pregunta sigue siendo ¿por qué lo hacemos?
Ahora, un equipo de investigadores de Francia ha hecho un audaz intento de llegar al fondo del misterio y han descubierto que nuestra tendencia a caminar en círculos se relaciona de alguna manera con irregularidades leves en el sistema vestibular.
Situado en el oído interno, las guías del sistema vestibular dirigen nuestro equilibrio y el control espacial; y unas alteraciones en este sistema podrían sesgar nuestro sentido de la dirección “hacia adelante”, lo suficiente para hacernos dar vueltas en círculos como tontos.
Emma Bestaven, de la Universidad de Burdeos, y su colegas alquilaron un espacio enorme de exhibición (90 m x 150 m) y con los ojos vendados pusieron a andar a los participantes en su experimento, asegurando así que no había manera de que los sonidos ambientales o bultos en el suelo podría interferir con los resultados.
Otra de las novedades respecto a anteriores pruebas para intentar desvelar este misterio es que los investigadores utilizaron una Electromiografía (EMG, una técnica para la evaluación y registro de la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos) para supervisar la actividad muscular en las piernas de los participantes, mientras caminaban.
Además, los participantes tenían que estar de pie sobre una plataforma de fuerza para comprobar la forma en que su masa se distribuía; y se evaluó su sentido subjetivo de la vertical, a través de su colocación de una barra vertical de guía.
A los 15 participantes (7 mujeres) se les dio seis intentos de caminar en línea recta con los ojos vendados y, tal como se esperaba sobre la base de investigaciones anteriores, la mitad del tiempo se desviaron a la izquierda, el 39% de las veces a la derecha, y el resto de los paseos se las arreglaron para seguir recto.
Gracias a los resultados, los investigadores pudieron descartar muchas teorías de por qué los seres humanos caminan en círculos, como la de la pierna dominante o la de la una pierna más larga que la otra.
Pero había una pista. La puntuación obtenida por los participantes en la prueba del “centro de presión” cuando estaban en la plataforma de fuerza reflejó inequivocamente que el equilibrio postural se correlacionaba con la cantidad que los participantes se desviaban de la línea recta cuando caminaban.
A su vez, esta puntuación del “centro de presión” se correlacionó con el sentido de los participantes para seguir subjetivamente un línea recta vertical, descubriendo que los humanos andamos en círculos, básicamente, porque vamos perdiendo un poco de equilibrio en cada paso.
Fuente: Emma Bestaven, Etienne Guillaud, and Jean-René Cazalets (2012). Is “Circling” Behavior in Humans Related to Postural Asymmetry? PLoS ONE DOI: 10.1371/journal.pone.0043861 - LAINFORMACION.COM
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