UN JUGADOR DEL WERDER BREMEN IMIPIDE AL ÁRBITRO PITAR UN PENALTY A SU FAVOR


Los aficionados al fútbol están cada vez más acostumbrados a las reacciones exageradas de muchos jugadores al notar el más mínimo contacto. Una falta leve puede convertirse fácilmente en una tarjeta amarilla o hasta en expulsión por culpa de aspavientos, gritos y demás técnicas extrafutbolísticas, convirtiendo demasiado a menudo al árbitro en un juez injusto ante pruebas falsas. Y es el uso de tantas artimañas por parte de los jugadores el que ha ayudado a popularizar el dicho "el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos". En este deporte, sin embargo, todavía quedan algunas personas como Aaron Hunt obstinadas a cambiar dicha mala fama. 
En el minuto 75 del partido de la Bundesliga que disputaban el Núremberg y el Werder Bremen, con un 0-2 en el electrónico, el centrocampista visitante Aaron Hunt recibió el balón en el borde del área. Al ver que el control del esférico le salió demasiado largo y la proximidad de un defensor que trataba de interceptarlo, Hunt se dejó caer de forma un tanto teatral. Y convenció. El árbitro del encuentro, ante la exasperación del conjunto local, pitó penalti a favor del Werder Bremen. Pero en ese momento, Hunt se levantó con resolución, se dirigió hacia el trencilla y le dijo que no, que no era pena máxima, que se había tirado, que no castigara al rival. 
La indignación de los jugadores del Núremberg se tornó en admiración al ver que la buena fe del centrocampista rival logró que el colegiado se retractara de la decisión y resolviera la situación con un bote neutral. Con su acción, Hunt demostró al mundo del fútbol que puede haber lugar para la deportividad en este deporte.

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