Pueden comer juntos en la cafetería o jugar al tenis en pareja, pero los socios de las instalaciones deportivas de la Fundación Santiago Apóstol, en Madrid, se bañó en piscinas diferenciadas por sexos, algo "arcaica" y "anacrónica "para algunos usuarios, que aún así reconocen ciertas ventajas.
"Me parece arcaico, pero te acostumbras y al final te da igual", dice una bañista de 60 años que hace décadas que es socia de la fundación, donde empezó a ir después de aceptar la invitación de su marido.
Sin embargo, encuentra bastantes puntos positivos en esta separación por sexos, que divide los bañistas en tres piscinas diferenciadas: una sólo para mujeres, otra para mujeres con niños de hasta 14 años, y una tercera para hombres, que también pueden ir acompañados por menores. características
Los orígenes de estas instalaciones se remontan a la vieja Escuela de Deportes Apóstol Santiago, fundada en 1943 por el ex jugador del Real Madrid Jaime Lazcano, ya fallecido, y su hermano Jose Luis, sacerdote de profesión. Las piscinas de estas instalaciones deportivas son probablemente las únicas de Madrid que separan los bañistas por sexos, un hecho poco "común" que no ven con buenos ojos todos los usuarios.
Actualmente, además de las piscinas al aire libre, las instalaciones deportivas de Apóstol Santiago tienen una cubierta donde hombres y mujeres se turnan para poderse bañar los días pares e impares. criterios
El acceso al recinto está restringido a los socios, que deben pagar una cuota anual que oscila entre los 275 euros del bono individual y los 115 euros de los miembros de familias numerosas, aunque las cantidades pueden ser inferiores en función de la antigüedad.
El responsable de la Fundación consultado afirma desconocer los criterios de ingreso de nuevos socios, que algunos usuarios califican de "estrictas" y "muy elitistas", aunque, según señala, hay "bastantes" divorciados, además de padres y madres solteras.
Con más o menos reticencias, en general los bañistas que van a las instalaciones de Santiago Apóstol acaban acostumbrándose a la separación por sexos en las piscinas, lo que no ocurre con las personas ajenas al recinto. EP.CAT
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