Sabemos que las cosas realmente fascinantes ocurren en cabañas perdidas en lo más frondoso del bosque: desde la aparición de espíritus sedientos de venganza hasta psicópatas con motosierra. Por eso es normal que si un grupo de amigos quieren librarse de uno de ellos alquilen una casa rural con la esperanza de que el pobre infeliz caiga en la primera tanda.
Con esta tienda de campaña no hace falta alquilar la cabaña, ya que parece una y los espíritus no son muy selectivos en lo que materiales de construcción se refiere.
Vale: las piedras están pintadas sobre lona, pero la salpicadura de sangre queda bien en cualquier superficie. Y como además tiene porche el fantasma dispone de dos espacios diferenciados que sembrar de cadáveres. Lo malo: no hay repisa donde colocar un buen Necronomicón, lo que facilitaría mucho las cosas, pero, en fin, tampoco se puede pedir todo.
El precio: unos 350 euros. Sólo cabría preguntarse si con un suplemento te incluyen la maldición o te la tienes que gestionar tú mismo.
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