Está demostrado, el factor principal que desencadena atascos en ciudades y autopistas es la inoperancia y las limitaciones físicas y mentales de las personas que se ponen al volante.
La buena noticia es que la tecnología y los coches autónomos ya nos permiten resolver el problema fácilmente: retirando de la ecuación al elemento discordante. Tampoco se trata de hacerlo desaparecer radicalmente, basta con cambiarle el volante por un smartphone conectado a internet.
Veamos con estas simulaciones cómo son las cosas ahora, y cómo lo serán en un futuro (esperamos) cercano.
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