Allí, donde un día se estampó la firma del odio, hoy lucen diferentes 'grafitis' inocentes y sin ningún tipo de violencia.
Un joven artista berlinés está dando una vuelta de tuerca a los muros de las calles de la ciudad alemana. Allí, donde un día se estampó la firma del odio, hoy lucen diferentes 'grafitis' inocentes y sin ningún tipo de violencia.
Ibo Omari y el colectivo 'Die kulturellen Erben' (El Patrimonio Cultural) tuvieron la genial idea de desterrar cualquier signo de odio de las calles de Berlín (Alemania), y decidieron convertir las cruces gamadas, pintarrajeadas en las paredes de la capital germana, por algo menos horrible, como pueden ser los conejos o insectos. Todo un éxito.
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