Antes de que existieran las figuritas de Lladró o los muñecos articulados de Batman las personas tenían la peregrina costumbre de decorar sus salones con cadáveres disecados de animales. Cabezas de jabalí, comadrejas en posición de ataque o búhos de mirada perpleja inmortalizados convivían en las viviendas “rústicas” con sofás de eskai, cuadros de escenas de caza y enciclopedias forradas en piel con el plástico puesto.
La profesión de taxidermista –que así se llaman los perpetradores de estas hieráticas naturalezas muertas- era considerada un arte, casi a la altura de la tauromaquia, pues si el torero acorta violentamente la vida de un animal, el taxidermista detiene su agonía en un instante de pavor. Ambas profesiones están hoy de capote caído, lo que provoca inauditas sinergias: en una tienda de Madrid los guiris pueden retratarse con tres toros de lidia disecados, talmente como si estuvieran en los sanfermines.
A continuación, una colección de animales disecados con la sensibilidad de un Ortega Cano sumergido en J&B que no hubieran desentonado en el Bestiario de Borges.
Oso incrédulo ante el resultado de su disecación.
Audaz montaje de caniche pasándose el mundo por la entrepierna.
Asno parcialmente externalizado.
Fiero león de corchopán haciendo cosas incompatibles con su edad.
Seis meses de hibernación es lo que tiene.
Mapache alevín, víctima del bullying.
Celebración del mestizaje: el gato-búho.
Lassie zombi, ufana y coquetona.
La estrábica mirada de un búho.
¿Un zorrito amigo de un patito o un WTF como una catedral?
Un lobo feroz que da ascopena.
Convertir un tejón en un ¡Theremin! es una idea abyecta que sólo se le puede ocurrir a…
… el mismo tipo que transformó el cadáver de su gato atropellado en un helicóptero.
Ese emocionante momento en que abres el paquete de eBay y… wait a minute!
La desventaja de nacer jirafa es que las patas a veces no te llegan al suelo.
El ninot indultat de la matanza de focas del Ártico.
Mejor no preguntar.
Ídem.
Imagina por un minuto pasar la eternidad en semejante pose.
Raposa con ojos de Berjusa.
Taxidermia de Todo a 100.
¿Por qué enterrar a tu mascota pudiendo inmortalizarla en el cierre de tu tienda?
Gaticos y monetes.
Pesadilla de una tarde de verano tras indigestión de ensaladilla.
La vaca que ríe.
Gaticos y monetes, bis.
Caballito pony mal.
‘Bronco’ tenía mirada como humana, parecía que te entendía cuando le hablabas.
Momento jirafa en el taller de taxidermia.
Menos suerte tuvo este rucio flaco.
Muchos más horrores en Crappy Taxidermy, Bad Taxidermy y Badly Stuffed Animals. Vía Daily Mail. Enviado por Laura GP. ¡Gracias! - VISTO EN:STRAMBOTIC
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