“Ha sido una de las incautaciones de droga más fáciles de todos los tiempos”, explicaba ufano el jefe de la policía de Nueva Gales del Sur, Glyn Baker, a las cámaras de TV después de detener una furgoneta con premio gordo: 273 kilos de metanfetamina, por valor de 200 millones de dólares australianos (unos 140 millones de dólares americanos), suficientes para colocar a toda la población australiana y parte de la neozelandesa durante una temporada.
Lo mejor de la “operación” es que la policía australiana ni siquiera tuvo que montar un costoso operativo para localizar el camello, sino que este mismo se presentó de la manera más inopinadas: chocó la furgoneta cargada con la droga contra un coche de policía que estaba aparcado en una calle a las afueras de Sydney, tal y como muestra el vídeo grabado por la cámara externa de la comisaría.
Al oír el golpe, los agentes que estaban en la comisaría salieron a ver qué había ocurrido. El conductor que había estrellado el vehículo se dio a la fuga, así que procedieron a buscar el vehículo accidentado: una hora después encontraron al negligente transportista, SimonTu, de 32 años, registraron el vehículo y, sorpresa, encontraron 13 cajas de cartón repletas de metanfetamina: 273 kilos, la segunda mayor incautación de la historia en aquel país. El pasado mes de junio, las autoridades australianas encontraron un alijo de 1,6 toneladas de metanfetamina escondidas en un cargamento de altavoces procedente de Tailandia. - via strambotic - publico.es
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