FERVEPATÍN: EL PATINETE ELÉCTRICO FABRICADO HACE 50 AÑOS EN EL VENDRELL


Cada vez es más difícil transitar por las calles de una ciudad de tamaño mediano o grande sin notar su presencia, rápida y silenciosa. Los patinetes eléctricos se han ganado su lugar en el asfalto de nuestras avenidas y carreteras urbanas. Son uno de los productos más deseados por los consumidores en la campaña de Navidad y que más quebraderos de cabeza provocan a los encargados de regular el tráfico por nuestras urbes . Además, grandes marcas de automoción cada vez dedican más parte de sus esfuerzos a la movilidad urbana eléctrica.
En los últimos años, la electricidad ha ido tomando más forma como impulsor de nuestros desplazamientos habituales, pero el hecho es que el patinete eléctrico ya fue un fenómeno social hace muchos años atrás. Un ejemplo se encuentra en la localidad del Vendrell (Baix Penedès) hace cincuenta años. Los responsables de una empresa que fabricaba componentes de baterías y mecanismos de recarga ya diseñaron un modelo de patinete propulsado que causó sensación entre la ciudadanía y que se vendió como sistema de transporte para la industria de la época.


Situémonos en el año 1968, que es cuando la empresa vendrellense Ferve lanzó su modelo de patinete. “Siempre he hecho inventos de todo tipo y se me ocurrió colocar un motor en un patinete. Funcionaba bien”, cuenta, con aparente simpleza, el autor de este mecanismo, Joan Ferret, que, a sus 87 años, todavía conserva la memoria fresca y llena de recuerdos sorprendentes.

En la Rambla del Vendrell - Pruebas de noche
“Ibamos a probar el patinete por las noches, en la Rambla del Vendrell, para no levantar tanto revuelo”, explica Ferret, que detalla que cuando practicaban llamaban la atención de los guardias de noche y serenos de la localidad. Como él mismo aclara, “ya sabían de mis extravagancias y decían: ‘Això son coses del nen Ferret’”.
De este modo, Ferve—la empresa que Ferret heredó de su padre, fabricante de baterías, y que hoy continua con sus hijos al frente— vendió su primer modelo del Fervepatín, su modelo eléctrico, en 1968, que incluía una carrocería de fibra de vidrio. El modelo tuvo aceptación, sobre todo, para usos industriales. “Vendimos varios modelos, especialmente como un sistema para recorrer grandes espacios dentro de las fábricas, a una velocidad de ocho kilómetros por hora”, recuerda Ferret.
El impulsor del patinete bromea, incluso, cuando comenta que “lo más complicado era mantenerse en pie, motivo por el que diseñamos un modelo posterior que incluía una silla. Este modelo fue usado por personas inválidas”.
De hecho, el artilugio gozó de cierta notoriedad en la localidad vendrellense, especialmente en celebraciones como la de Sant Eloi, patrón de los metalúrgicos, que congregó a varias personas que, pacientemente, hacían cola para probar el dispositivo.
“Veníamos de un negocio en el que ya se fabricaban baterías y empezamos a construir también los componentes. Hicimos el patinete y otros tipos de transporte eléctricos, prototipos que se vendieron en muchos países”, destaca Ferret,. Añade que, durante la época que se vendieron los primeros modelos del Fervepatín, llegaron a exportar hasta en 34 países.
¿Cómo se dieron a conocer en una época de ausencia de comunicaciones online y las fronteras más lejanas que nunca? “Participábamos en las principales ferias de muestras y, poco a poco, empezamos a vender cada vez más lejos. He estado mucho por trabajo en toda Europa, en Venezuela y conseguíamos clientes en todo el mundo. De hecho, viajé en el Concorde en varias ocasiones”, explica Ferret.
Su ingenio, el trabajo duro y la casualidad del momento llevaron al impulsor del Fervepatín a estrechar lazos de amistad como Josep Andreu i Lasserre, más conocido como el payaso Charlie Rivel, o la actriz Concha Velasco. “Soy amigo de mis amigos. He viajado mucho y he conocido a mucha gente”, afirma.
Sus recuerdos siempre hilvanan hacia su Vendrell natal. “Aquí ya me conocían todos y sabían que construíamos aparatos extraños”, cuenta. Desde su óptica de empresario jubilado, cuando mira al presente trufado de opciones y novedades en el sector de la mobilidad eléctrica, Ferret opina que “se debe regular correctamente para evitar que haya problemas”.
Es, precisamente, uno de los retos de la ciudades del presente, que cada vez se plantean más opciones para unir viejos y nuevos sistemas de transporte que permiten a los usuarios moverse más rápido. Cincuenta años después, los retos urbanos se reflejan en la experiencia de empresas como Ferve.

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