AHUYENTAR A LAS MOSCAS CON EL NÚMERO 58, LA PENÚLTIMA LEYENDA URBANA


Es una inquietud típica en miles de hogares o comercios en esta época del año. Los insectos, particularmente las moscas, se agolpan en los interiores de nuestras casas. Y siempre aparece alguien cada temporada al que todos remedios habituales no le bastan para poner freno a la epidemia en el hogar. Pues si esa persona es del norte de España y empieza a preguntar, desesperado, por soluciones alternativas en estas fechas, cabe la posibilidad de que le den el consejo más raro al respecto que vaya a oír jamás: escribe el número 58.
Como si las moscas estuviesen poseídas por un demonio al que la cifra exorciza; como si estas criaturas aladas y medio bobas pudiesen comprender la numerología y encontrasen ofensivo el 58, hay gente que ha estado dibujando estos números en un folio que colocan en el espacio donde quieren que las moscas desaparezcan, aconsejados por conocidos que les dicen cosas tales como “a mí me funciona” o “desde que lo hemos puesto en casa no nos han molestado más”.
El foco que ha ayudado a extender la leyenda es la localidad vizcaína de Arrigorriaga. Los encargados del Bar-Restaurante El Caserío, Idoia Salcedo y Joseba Urrutikoetxea, le pusieron voz y rostro a los partidarios de esta extraña práctica. En sus entrevistas para Euskadi Irratia y para ETB explicaron que sencillamente empezaron a poner el famoso número dentro de su negocio hace tres años por si las moscas. No han querido experimentar con más tácticas ni con otros números: ellos simplemente saben que les funciona.
Como nos cuentan Salcedo y Urrutikoechea, desde que salieron en la ETB más gente del pueblo se ha animado a colocar el guarismo. “Al principio nos daba apuro y a los que nos preguntaban les decíamos que 58 es el aforo del comedor. Ahora tenemos puestos tres números en la barra y otro en la cocina”. “El efecto no es inmediato”, nos dicen, “hay que esperar unos pocos días. Y no, no sabemos por qué el 58 exactamente, pero ya no hay moscas”.
Como nos explican, una de las trabajadoras le vio a otro comercio de otro pueblo, “una pescadería o una frutería”, el famoso número mágico. Les dijeron que el insecto, por su particular modo de ver, percibe que el 58 es una tela de araña. O eso les dijeron. “Hay que hacer que el número sobresalga bien en el folio, que haya un contraste entre el fondo y el número. Eso sí lo tenemos comprobado. Aparte de eso, ni idea”.

No sabemos cómo, pero suponemos que habrá sido una suerte de efecto contagio. Bien por el programa de ETB o por el buenhacer del bocaoreja. En Basauri, al norte, también ha llegado la fiebre. Al menos así lo cuenta una conocida (que prefiere mantenerse en el anonimato) con el mismo problema que se ha animado a probarlo, ya que a fin de cuentas no cuesta nada y actúa como un hechizo poderoso. "Aquí todos los locales alimenticios, carnicerías y tiendas así, lo tienen ya puesto. Yo tengo uno en cada habitación de mi casa". Es difícil encontrar el origen de esta práctica. Del hilo de Arrigorriaga no se puede tirar más; los encargados del bar no recuerdan exactamente dónde estaba aquel local del que copiaron la idea hace ya tres años. Google da pocas pistas más en castellano o en inglés, aunque este truco aparece citado en guías para combatir las moscas desde 2009, excusándose en ese mismo razonamiento de la visión del artrópodo de una tela de araña, que al parecer buscaría a toda costa evitar.
El diario La Repubblica, en su versión milanesa, narra una crónica del contagio del 58 en la rica ciudad del norte de Italia, donde en aquella época era normal encontrar el número en barras o escaparates de todo el centro de la localidad. Hosteleros, carniceros, pizzeros… para apoyar la validez del remedio unos citaban a "entomólogos estadounidenses", mientras que otros simplemente aludían al lugar de nacimiento de la creencia, que tampoco estaba claro y podía ser, según a quién preguntases, el lejano oriente o la tradición de la cultura musulmana.
El periódico señalaba dos zonas donde podría haber nacido la leyenda popular, Piacentino y Brianza, inclinándose a apostar por la segunda y que es un área a los pies de Los Alpes y geográficamente muy próxima a Milán.

Los italianos también consultaron a un entomólogo experto de la Universidad de Bolonia, Giorgio Celli, que, tal y como han afirmado los expertos españoles consultados, la teoría del 58 no tiene “ninguna validez” y no deja de ser otra leyenda urbana de tiempos desesperados. Eso sí, el profesor reconocía haberlo probado en las fincas de su casa sin un éxito morrocotudo. Celli apuntaba a otra vía de investigación: "En África el único animal que no contrae la enfermedad del sueño es la cebra. No está científicamente probado, pero es posible que el manto de rayas blancas y negras del animal tenga un efecto disuasorio sobre los insectos que transmiten la infección”.

Ahora es tu turno: ¿también en tu localidad están empleando este remedio? Y lo más importante, ¿te han entrado ganas de hacer el experimento a ti mismo?

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