COMPRAN UN PORSCHE 911 TURBO CON UN CHEQUE FALSO IMPRESO EN CASA


En algunas ocasiones, los profesionales de la estafa son capaces de ingeniárselas de las maneras más sofisticadas para conseguir llevar a cabo sus engaños. Sin embargo, hay casos en los que las circunstancias parecen ponérselo más fácil.
Así de sencilla fue la operación que protagonizó hace unos días Casey William Kelly, un conductor estadounidense de 42 años, en la ciudad de Destin (Florida). Y es que se presentó en un concesionario de vehículos de segunda mano para adquirir un deportivo Porsche 911 Turbo de 2014, valorado en casi 120.000 euros.
Tras presentar un cheque bancario con ese importe, el trabajador del concesionario realizó el contrato de venta y le entregó el vehículo. El problema es que en ningún momento comprobó que el cheque fuera verdadero y que tuviera esos fondos. Automáticamente, el estafador se subió al potente automóvil y desapareció con él. Más tarde, cuando el trabajador del concesionario hizo la comprobación, ya era demasiado tarde. Fue entonces cuando informó a la Policía y denunció el robo.
Tras la estafa del coche deportivo repitió el proceso con la compra de tres relojes de lujo valorados en más de 50.000 euros. Por si fuera poco, Kelley volvió a las andadas al día siguiente, cuando intentó hacerse con tres relojes Rolex en Miramar Beach, a solo 15 kilómetros de distancia del concesionario. En la joyería donde pretendía cometer su segundo fraude presentó otro cheque falso, esta vez de algo más de 50.000 euros.
No obstante, el joyero no fue tan confiado y mantuvo los relojes en su poder hasta comprobar, dos días después, si el cheque tenía fondos. Al comprobar que era falso, denunció el intento de fraude a las autoridades.
Ese mismo día, la Policía localizó al estafador y procedió a su detención. Durante el interrogatorio posterior, el protagonista de esta rocambolesca historia confesó que había impreso los cheques bancarios falsos en su casa con su propio equipo informático. Una vez que admitió los hechos, Kelly fue ingresado en la cárcel del condado de Walton. Lo que más llamó la atención a las autoridades fue que en el concesionario le hubieran entregado el Porsche 911 Turbo con tanta facilidad.

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