Desde hace unos meses, se han visto por la Rambla incontables personas relamerse un dulce que a muchos 'boomers' nos ha cogido con los pantalones bajados: el pollofre. Como su nombre indica, es una gofrado con forma de ... ¿Hace falta que siga? Estos pene comestibles de notables dimensiones cotizan muy alto en Instagram. Se han popularizado entre un público joven y sin complejos que los Brand sin vergüenza y los mordisquea el glande azucarado entre risas para la foto.
Lejos quedan ya los días de Pirulo y Calippo, helados de silueta fálica que insinuaban y excitaban la imaginación del llepaire. Estos tiempos acelerados exigen mensajes directos, sin rodeos; no están las cosas para preliminares. Ahora, te ponen una cigarra realista ante los morros y, si tu límite es en el anuncio de espárragos Carretilla, no lo pasarás bien paseando por la calle.
La Pollería (la Rambla, 116) es la responsable de la invasión de falo de gofres en las calles de Ciutat Vella. Pues bien, según me comunica esta fábrica de genitales azucarados, ahora le ha llegado el turno a otra masterpiece: el 'conyofre'. Como su nombre indica es una gofrado con forma de ... ¿Hace falta que siga? El falocentrisme no se ha impuesto esta vez; aunque tarde, el 'coñofre' ya ha llegado para hacer justicia de género y, de paso, no dejar huérfana la cofradía del cunnilingus.
Y mientras celebro la llegada del higo de gofres, veo con claridad el siguiente paso en esta carrera genital: poner a la venta gofres con la forma de pene y vulvas de celebrities, como el 'star-system' del porno. «A mí ponme un Mario Casas y creo que a mi pareja hoy le apetece un Britney Spears». - ELPERIODICO,COM
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