Centenares de cangrejos “mutantes” han aparecido en el cementerio de Schoonselhof, en Bélgica. Se trata de un lugar en el que se enterró a varios soldados que murieron en la Segunda Guerra Mundial. El diario The Brussel Times ha informado sobre lo sucedido y ha advertido de que la presencia de los crustáceos puede suponer “un peligro para la biodiversidad local”.
Estos cangrejos son conocidos como Procambarus fallax forma virginales y tienen la peculiaridad de que las hembras tienen la capacidad de mutar y de esta forma clonarse. No existen como producto de la evolución natural, sino que fueron creados de forma experimental por unos comerciantes de mascotas en Alemania en los años noventa. Todos los descendientes de una única hembra son también hembras y son genéticamente idénticas.
Debido a esta características, se reproducen con cierta facilidad. Y esto es precisamente lo que ha sucedido en Bélgica. “Parece ser que alguien tenía uno de estos cangrejos en un acuario y se escapó por uno de los canales. Es imposible localizarlos a todos”, explica Kevin Scheers, del Flemish Institute for Nature and Woodland Research (INBO).
Dado que un solo ejemplar puede clonarse a sí mismo y así reproducirse, representa una amenaza para el medio ambiente local. Este tipo de cangrejo come cualquier cosa que pueda agarrar, y es capaz de viajar hasta 2 km y cavar hasta una profundidad de un metro. “El cangrejo mutante tiene un tamaño de unos 10 cm y se desplaza tanto por el agua como por la tierra de noche”, dijo Scheers. “Así es como se mueven a otros canales y estanques.”
A día de hoy, no hay una forma sencilla de deshacerse de estos animales. “En España intentaron algunos experimentos con veneno, pero eso no está permitido en Bélgica”, aclara Scheers.
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