Luego de casi una década de demandas, Michel y Annie Pécheras de la aldea de Grignols, a unas 70 millas al este de Burdeos, en Francia, fueron intimados a drenar el estanque de 300 metros cuadrados en su propiedad, debido al ruido producido por las ranas que lo habitan, una cacofonía que un vecino cercano asegura que alcanza hasta 63 decibeles medidos desde su casa.
Sin embargo, los grupos ambientalistas argumentan que la remoción del estanque dañaría al menos a seis especies de ranas protegidas en Francia, según la Asociación Cistude Nature.
Jean-Louis Malfione, vecino de los Pécherase en una comunidad de solo 587 residentes, presentó por primera vez una demanda en 2012, citando a otros testigos del barullo. Pero los Pécherase afirman que Malfione nunca presentó una queja con ellos, y que inicialmente los felicitó por su estanque, y además preguntó quién había hecho el trabajo de excavación para poder tener uno él mismo, alegó el matrimonio.
Durante nueve años, el caso saltó entre los tribunales locales y regionales, tiempo durante el cual grupos conservacionistas como la Société pour l’Étude et l’Aménagement han intentado rescatar las ranas antes de la destrucción de su habitat. Los tribunales también han negado esta medida. Ahora, han prometido apelar ante el tribunal más alto de la nación, la cour de cassation.
Mientras tanto, los Pécherase tienen 90 días para terminar de drenar el estanque para no incurrir en multas y otros cargos, aunque tanto ellos como los activistas ambientales esperan influir en el público con una petición para salvar a las grenouilles (ranas) de Grignols, apoyada por más de 94.000 firmantes.
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