Un fenómeno muy extraño ha mantenido en vilo a la sociedad japonesa desde que comenzara a principios de la década de 1920, repitiéndose de nuevo cada 10 años: los trenes que pasaban por las montañas del este de Tokio debían detenerse porque las vías, que atravesaban un bosque, se llenaban de milpiés.
Ahora, tras más de 50 años de investigación, los científicos han podido determinar por qué ocurría esto cada década a pesar de que los animales terminaran desapareciendo y los trenes pudieran retomar la marcha.
La investigación, dirigida por la científica Keiko Niijima, que se dio cuenta de que existía un patrón, se inició en la década de 1970 y se centró en estudiar lo que ocurría en esas montañas para que los milpiés aparecieran cada 10 años. Esta semana los resultados del estudio, llevado a cabo por Niijima junto a los investigadores Yoshimura y Momoka Nii, se han publicado en la revista Royal Society Open Science.
Al parecer, estos milpiés son de la subespecie Parafontaria laminata armígera y tienen un ciclo de vida que dura ocho años, es decir, "necesita siete años de huevo a adulto y un año más para la maduración. Por tanto, la periodicidad de ocho años de Parafontaria laminata armígera se confirmó rastreando la historia de vida completa desde los huevos hasta los adultos en dos lugares diferentes", explican en el artículo.
"Comenzamos a realizar observaciones en estos milpiés en 1972 inspeccionando dos sitios principales entre una y cinco veces al año durante muchos de los años entre entonces y 2016. Se excavó el suelo a una profundidad de 0 a 5 cm, se extendió sobre una hoja de polietileno y los milpiés de la hoja se recogieron con fórceps o un aspirador. Luego, se repitió el mismo procedimiento para profundidades de 5 a 10, 10 a 15 y 15 a 20 cm", detallan sobre el proceso de investigación.
Tras su recolección, los investigadores encontraron que los milpiés "emprenden una muda en el verano todos los años y tienen siete estadios larvales. Se vuelven adultos en la octava muda después de ocho años desde la deposición de huevos".
Después, en los meses de septiembre y octubre, los adultos salen a la superficie, llegando a viajar hasta 50 metros para después hibernar durante todo el invierno y reproducirse a finales de la primavera. En el mes de agosto, las hembras pueden llegar a poner entre 400 y 1.000 huevos, mientras que el resto de milpiés adultos han muerto esperando a una nueva generación que nacerá ocho años después. - 20minutos.es
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