LA SEPIA OFFICINALIS SUPERA UN TEST DISEÑADO PARA LOS NIÑOS

 


Cuando sabes que vas a disfrutar de una buena cena tu mismo decides no merendar o comer menos en el almuerzo, así llegas a la noche con ganas de degustar el delicioso banquete. Los niños también son capaces de hacer esta acción de autocontrol si la recompensa es tentadora. Estos son capaces de comer muy poco del plato principal si el postre que les espera es un delicioso helado, una tarta de chocolate o cualquier capricho que les guste.

Esta reflexión, que requiere autolimitarte y controlar tus impulsos, se había demostrado en humanos y también en chimpancés, pero nunca antes se había observado en otros animales.

Las sepias (Sepia officinalis) son depredadoras que se alimentan de crustáceos, gasterópodos, peces y otros cefalópodos. Entre todo este amplio abanico de alimentos tiene, al igual que nosotros, sus preferencias. Si a una sepia le das a elegir comerse un cangrejo o una gamba, siempre preferirá esta última. Usamos la prueba de malvaviscos de Stanford, donde los niños tenían la opción de recibir una recompensa inmediata (1 malvavisco) o esperar para ganar una recompensa tardía, pero mejor (2 malvaviscos)

En un nuevo estudio, que se llevó a cabo en el Laboratorio de Biología Marina (MBL), se quiso observar si las sepias eran capaces de planificar su dieta y comer menos cangrejos cuando sabían que al cabo de un rato se les ofrecería gambas. Por sorpresa de los propios investigadores, la sepia es capaz de retrasar su gratificación y esperar una mejor comida en lugar de dejarse tentar por la que está a la mano.

"Usamos una versión adaptada de la prueba de malvaviscos de Stanford, donde los niños tenían la opción de recibir una recompensa inmediata (1 malvavisco) o esperar para ganar una recompensa tardía, pero mejor (2 malvaviscos)", asegura la ecologista conductual de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio, Alexandra Schnell. "Las sepias en el presente estudio pudieron esperar la mejor recompensa y toleraron retrasos de hasta 50-130 segundos, lo que es comparable a lo que vemos en vertebrados de cerebro grande como chimpancés, cuervos y loros".

Este intrigante informe, publicado en Proceedings of the Royal Society B, marca la primera vez que se encuentra un vínculo entre el autocontrol y la inteligencia en un animal distinto de los humanos y los chimpancés. Las sepias que podían esperar más tiempo para comer también mostraron un mejor rendimiento cognitivo en una tarea de aprendizaje. En ese experimento, se entrenó a las sepias para asociar una señal visual con una recompensa de comida. Luego, la situación se invirtió, por lo que la recompensa se asoció con una señal diferente. "Las sepias que fueron más rápidas en aprender ambas asociaciones fueron mejores para ejercer el autocontrol", asegura Schnell.

Por qué la sepia ha desarrollado esta capacidad de autocontrol sigue siendo un misterio. Se cree que la gratificación retrasada en los seres humanos fortalece los lazos sociales entre los individuos, como esperar a comer para que la pareja pueda comer primero, lo que beneficia a la especie en su conjunto. También puede ser una función de los animales constructores de herramientas, que necesitan esperar para cazar mientras construyen la herramienta.

Pero la sepia no es una especie social y no construye herramientas. En cambio, sugieren los autores, la gratificación retrasada puede ser un subproducto de la necesidad de camuflaje de la sepia para sobrevivir. La gratificación retrasada puede haber evolucionado como un subproducto de su capacidad de camuflaje, por lo que la sepia puede optimizar la búsqueda de alimento esperando para elegir una mejor calidad comida

"Las sepias pasan la mayor parte de su tiempo camuflándose, quietas y esperando interrumpidos, pero breves, períodos de búsqueda de alimento", dice Schnell. "Rompen el camuflaje cuando se alimentan, por lo que están expuestos a todos los depredadores en el océano que quieren comerlos. Especulamos que la gratificación retrasada puede haber evolucionado como un subproducto de esto, por lo que la sepia puede optimizar la búsqueda de alimento esperando para elegir una mejor calidad comida".

Encontrar este vínculo entre el autocontrol y el rendimiento del aprendizaje en una especie fuera del linaje de los primates es un ejemplo de evolución convergente, donde historias evolutivas completamente diferentes han llevado a la misma característica cognitiva.

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