La información inicial ya resultaba sospechosa: un reloj de 800.000 euros robado a un turista que no se hospedaba en los tradicionales establecimientos hoteleros que acogen a las grandes fortunas que visitan Barcelona. Pero la víctima, norteamericana, acudió a la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Ciutat Vella y cifró en 800.000 euros el valor de la pieza sustraída con violencia por cuatro jóvenes que le rodearon. Dijo además que se trataba de un modelo especial, una edición limitada.
El robo fue noticia y acaparó titulares porque hay interés sobre la proliferación y actividad delictiva de los denominados relojeros y porque la joya pulverizaba las estadísticas policiales: nunca se había denunciado la sustracción de un reloj tan caro en la ciudad.
A raíz del fenómeno de los relojeros, los mandos de la región policial de Barcelona crearon un nuevo grupo operativo dedicado exclusivamente a afrontar la problemática con dos columnas centrales de trabajo. Una parte de calle, dedicada a detectarlos en plena faena, seguirlos y detenerlos. Y otra de despacho en el que se trabaja en los atestados que acompañan a los detenidos hasta el juzgado de guardia. Y que busca además reconstruir el circuito que siguen los relojes robados hasta los receptadores.
Unos investigadores que además miran "con lupa" el relato de todas las víctimas, antes las sospechas, fundadas, de que algunas víctimas están inflando en exceso el valor de las piezas. De ahí que los Mossos comprobaran que la pieza, un Hublot, modelo Bing Bang oro, no costaba 800.000 euros, como denunció su dueño. La pieza vale 43.000 euros. Además, al hombre al que le arrebataron la pieza de la muñeca no fue amenazado con una navaja, tal y como relató a la policía catalana. Y eso se puede comprobar en las imágenes que acompañan a esta crónica y que recogen el momento en el que el turista fue asaltado. - MAYKA NAVARRO - lavanguardia.com
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