LA TEORIA DEL HUEVO FRITO QUE PUEDES COMPRAR EN MERCADONA



Veo mucha coña sobre los huevos fritos que Mercadona presenta ahora en la zona de refrigerados. Van en un envase de dos, convenientemente separados uno de otro por si hoy quieres comerte uno y mañana otro, y cuestan 1,80 euros. Basta ponerlos en el microondas entre 30 y 40 segundos, añadir sal si quieres y tienes el plato a punto.

Me parece una idea admirable. “Es absolutamente imposible contemplar de cerca una puesta de sol. Por eso el hombre inventó el huevo frito”, escribió un día Jaume Perich. Los mejores gastrónomos han glosado el sabor delicioso que se consigue con un manjar tan sencillo, siempre y cuando no lo prepare algún cocinero tecnosensible empeñado en añadirle un toque de creatividad patillera que lo arruine.

En la cocina, nada me fastidia más que tener que fregar sartenes y, te pongas como te pongas, para preparar unos huevos fritos como Dios manda necesitas una. Por eso estos huevos envasados son ideales. Tan ideales que mucha gente que ahora abomina de ellos no sabe que, probablemente, ya haya comido alguno, si ha ido a un Viena o un Burger King.

Lo único que ahora ha cambiado es que antes solo los encontrabas en restaurantes de comida rápida y ahora los puedes comprar en el súper y llevártelos a casa. Su creador, Javier Yzuel, está tan satisfecho que explica: “Dentro de tres años, nadie cocinará en su casa”.



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