Facebook como fenómeno da para mucho. Un guionista argentino, publicista y exguionista de Luthiers, Juan Faerman, ha desentrañado parte de esta variedad en Faceboom, un libro sobre la red social más poblada de la cibergalaxia que acaba de lanzar al mercado Alienta Editorial. "Me apunté y estuve tiempo sin entender por qué no me iba", explica. Con el tiempo y la reflexión crítica que da el humor, sostiene que es "una herramienta útil, pero que hay que aprender a usarla".
La primera reacción, dice, es de desconcierto. "Facebook emprende el vaciamiento de la palabra amigo, que no significa lo mismo en EEUU que en América Latina. Allí son más fríos. Además, reclaman constantemente si asistirás a un evento o no, y la gente acepta aunque luego no va, lo que es como empeñar la palabra en vano".
En Argentina, la red social ha sido un fenómeno al mismo nivel que en España (seis millones de usuarios, según sus datos), con la diferencia de que allí "la mayoría de usuarios se conectan desde la oficina, y se bajan películas desde el trabajo, porque la banda ancha es todavía muy cara", cuenta. Esto hace que se haga un uso de la red social "más de texto, más de aplicaciones y no tanto de poner vídeos o música" y sin intencionalidad política, como en EEUU, "porque los políticos en Argentina no han llegado a eso, aunque sí es un vehículo para expresar el descontento", explica.
Tras el entusiasmo inicial, llega el aprendizaje. "La gente ahora es más cuidadosa, incluso con su intimidad. Al principio agregas a todo el mundo, pero muchos no interactúan, así que empiezas tu proceso de limpieza". Esto supone crear bajas y quedarse estupefacto ante quien compra amigos. "¿Para qué? Si enviar una solicitud de agregación es gratis?", se pregunta.
Faerman se sorprende ante algunas iniciativas surgidas en la red social, ante exhibicionismos inútiles y recuerda que para muchas empresas, Facebook es un gancho para atraer estudios de mercado y publicidad selectiva "aunque todavía tiene muy pocos ingresos por este capítulo".
"Facebook es una mezcla de Second Life y Gran Hermano, más bien es el baño de Gran Hermano, donde todo el mundo expone su intimidad y mira qué pasa en la de los demás. Aprovecha esa necesidad humana de ser aprobado". Faerman no reniega de la red, sino que le parece que "cada uno le encuentra su utilidad: para trabajar, para ligar, para no sentirse solo". "Lo más peligroso es que alguien sienta que por tener amigos en Facebook no está solo, si pierde el foco de que es un juego".
Facebook puede convertirse en un sistema operativo que cubra todas las necesidades del usuario, porque allí se pueden depositar contactos, mantener su agenda, sus fotos y sus vídeos, según Faerman. Una de las claves del éxito, dice, es que tampoco impone nada a sus usuarios. "Si no están de acuerdo con que la foto tenga los bordes redondos, lo quitan. No quieren molestar. Son tiernos".
Y se diferencia claramente de Twitter. "En Twitter hay seguidores, aquí hay amigos. En Twitter los usuarios se comportan como famosos, que dan a conocer sus pensamientos a los demás, no es una relación entre colegas. Tengo amigos que utilizan el espacio como herramienta de ficción, incluso para enviar chistes contenidos en 140 carácteres". FUENTE - EL PERIODICO
La primera reacción, dice, es de desconcierto. "Facebook emprende el vaciamiento de la palabra amigo, que no significa lo mismo en EEUU que en América Latina. Allí son más fríos. Además, reclaman constantemente si asistirás a un evento o no, y la gente acepta aunque luego no va, lo que es como empeñar la palabra en vano".
En Argentina, la red social ha sido un fenómeno al mismo nivel que en España (seis millones de usuarios, según sus datos), con la diferencia de que allí "la mayoría de usuarios se conectan desde la oficina, y se bajan películas desde el trabajo, porque la banda ancha es todavía muy cara", cuenta. Esto hace que se haga un uso de la red social "más de texto, más de aplicaciones y no tanto de poner vídeos o música" y sin intencionalidad política, como en EEUU, "porque los políticos en Argentina no han llegado a eso, aunque sí es un vehículo para expresar el descontento", explica.
Tras el entusiasmo inicial, llega el aprendizaje. "La gente ahora es más cuidadosa, incluso con su intimidad. Al principio agregas a todo el mundo, pero muchos no interactúan, así que empiezas tu proceso de limpieza". Esto supone crear bajas y quedarse estupefacto ante quien compra amigos. "¿Para qué? Si enviar una solicitud de agregación es gratis?", se pregunta.
Faerman se sorprende ante algunas iniciativas surgidas en la red social, ante exhibicionismos inútiles y recuerda que para muchas empresas, Facebook es un gancho para atraer estudios de mercado y publicidad selectiva "aunque todavía tiene muy pocos ingresos por este capítulo".
"Facebook es una mezcla de Second Life y Gran Hermano, más bien es el baño de Gran Hermano, donde todo el mundo expone su intimidad y mira qué pasa en la de los demás. Aprovecha esa necesidad humana de ser aprobado". Faerman no reniega de la red, sino que le parece que "cada uno le encuentra su utilidad: para trabajar, para ligar, para no sentirse solo". "Lo más peligroso es que alguien sienta que por tener amigos en Facebook no está solo, si pierde el foco de que es un juego".
Facebook puede convertirse en un sistema operativo que cubra todas las necesidades del usuario, porque allí se pueden depositar contactos, mantener su agenda, sus fotos y sus vídeos, según Faerman. Una de las claves del éxito, dice, es que tampoco impone nada a sus usuarios. "Si no están de acuerdo con que la foto tenga los bordes redondos, lo quitan. No quieren molestar. Son tiernos".
Y se diferencia claramente de Twitter. "En Twitter hay seguidores, aquí hay amigos. En Twitter los usuarios se comportan como famosos, que dan a conocer sus pensamientos a los demás, no es una relación entre colegas. Tengo amigos que utilizan el espacio como herramienta de ficción, incluso para enviar chistes contenidos en 140 carácteres". FUENTE - EL PERIODICO
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