Un accidente de moto hizo que el barcelonés Luis Ros fuese directo al hospital con diversas heridas, pero también que se diese cuenta de la necesidad de una solución que, seguro, salvará la vida de muchos: el retrovisor TRSI.
"Hace cuatro años iba circulando por la calle Muntaner tranquilamente en mi moto hasta que un taxi se detuvo y una señora abrió la puerta trasera del vehículo sin mirar y me arrolló. Tras pasar algunos días en el hospital, me di cuenta de que ese accidente se podría haber evitado si el coche hubiese tenido un retrovisor trasero. Desde entonces no he parado hasta hacer realidad el retrovisor TRSI", explica Luis Ros.
El 38.º Salón Internacional de Invenciones de Ginebra, celebrado el pasado mes de abril, otorgó a Luis Ros y su invento la Medalla de Oro en la categoría de Automoción. "Recibir este premio ha sido el empujón definitivo para seguir adelante con este proyecto en el que tanta ilusión he puesto. Han sido cuatro duros años de trabajo y de renuncia a mi tiempo libre con mi familia y a mi anterior trabajo, pero este premio reafirma que tomé la decisión correcta", afirma el inventor.
El retrovisor TRSI es un pequeño espejo que se integra en los dos pilares centrales de la carrocería del coche, y permite a los pasajeros traseros comprobar la presencia de un vehículo antes de abrir la puerta, lo que evita un posible accidente. "Costará unos 30 euros el par, pero se convertirá en un seguro de vida para los miles de ciclistas y motoristas que circulan por ciudades como Barcelona. El accidente de moto que sufrí me hizo dar cuenta de la cantidad de personas que, por culpa de un accidente como el mío, han visto cómo se rompían sus vidas. Y no he podido quedarme quieto ante esa situación", explica, emocionado, Luis Ros.
Por el momento, el colectivo de los taxis es el que más interés ha puesto en este nuevo invento –del que ha hecho ya un pedido de 20.000 unidades– al ser el que más conoce de cerca los riesgos que puede conllevar el descuido de un pasajero al abrir una puerta trasera. Aunque Luis Ros ya está negociando con compañías de seguros de diversas partes del mundo, así como con fabricantes de automóviles. "Mi objetivo es que, con el tiempo, todos los automóviles estén obligados a llevar los retrovisores traseros. Con mi invento no pretendo hacerme rico, sino ayudar a acabar con parte de la siniestralidad de nuestras carreteras".
El tiempo dirá si Luis Ros se convierte en una de esas personas que, gracias a su ingenio y a su curiosidad, han materializado inventos que, con el paso del tiempo, se convierten en imprescindibles en nuestras vidas. FUENTE - LA VANGUARDIA