MÉXICO: A POR LAS JOYAS DEL NARCO

El Gobierno mexicano saca a subasta docenas de lujosos objetos decomisados a narcotraficantes. El dinero recaudado se destinará a la formación de policías y jueces. «Es divertido y excitante, se siente la adrenalina», comenta un joyero. Risitas, nervios y morbo envuelven la gran subasta pública en un céntrico hotel de la capital de México. Más de medio millar de comerciantes y coleccionistas pujan durante dos días por docenas de lujosos objetos decomisados a narcotraficantes y otros delincuentes. Desde juguetes a avionetas, pasando por 180 lotes de relojes y joyas ostentosos y horteras. Pero nadie se decide a quedarse con el anillote emblemático del remate gubernamental, con un gran diamante, 32 brillantes y un precio de salida de 83.000 euros.
Otro de los participantes dice por lo bajo que se imagina ese anillo en un dedo que «señalaba toneladas de droga igual que millares de víctimas» y que aún podría «señalar desde la cárcel o la tumba» a quien osara tenerlo. Siete personas se mostraron interesadas por la joya a la hora de inscribirse y dejar un depósito, pero nadie puja por ella. El martillero que ofrece los bienes desde el atril saca a subasta en dos rondas distintas ese extravagante anillo «de estilo conservador», pero no puede gritar «¡Vendido!» y acaba por declarar desierta la puja.

No obstante, la subasta es «un éxito», como celebra Sergio Hidalgo, presidente del Servicio de Administración y Enajenación (SAE), el organismo del Gobierno que ha convocado la gran subasta. A falta del remate, anoche, de varios coches y dos helicópteros, el SAE espera obtener alrededor de cinco millones de euros, que servirán, en partes iguales, para la formación de policías, la capacitación de jueces y la desintoxicación de drogadictos.

Quizás para eliminar temores, Hidalgo afirma que no todos los bienes provienen de narcotraficantes. Asegura que la mayoría han sido decomisados en las aduanas. El SAE «desconoce su origen». Pero el mal gusto general, que se refleja tanto en las piedras preciosas que brillan en una medalla en torno a una virgen de Guadalupe como en las calaveras talladas en varios relojes, denota que esos objetos no anduvieron lejos de las pistolas y fusiles de asalto, chapados de oro con incrustaciones de diamantes, que ahora la fiscalía general exhibe en su cercano y privado museo.

Solo hay unas pocas joyas de mujer, que el presidente del SAE reconoce que «podrían» pertenecer a la narcotraficante Sandra Ávila, la llamada Reina del Pacífico, ahora encarcelada en un penal del este de la ciudad de México. Y casi 200 relojes que, muy por debajo de su valor real, hacen las delicias de numerosos coleccionistas, varios de ellos provenientes del norte del país. Tras la puja más disputada, un joven de 22 años, que dice ser empresario químico, se queda por 53.000 euros un reloj de oro rosado con mecanismo peculiar que, aseguran los relojeros, vale cuatro veces más. El comprador se declara «feliz» y asegura: «Es para mi colección». ELPERIODICO

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