Un nuevo ensayo científico en Estados Unidos reveló que los riesgos de morir por la radiación de escáneres de cuerpo entero en los aeropuertos y por un atentado terrorista contra avión son iguales: una probabilidad de cada 30 millones.
Aunque la dosis de rayos X que emite cada escáner es siempre inferior que los niveles críticos de la radiación de fondo, el haz se concentra en la piel, y este es uno de los órganos más sensibles del cuerpo humano desde el punto de vista oncológico. En este sentido la dosis de hecho puede considerarse hasta 20 veces más alta de lo que se había estimado antes.
Es más, el peligro va a crecer conforme los escáners se envejezcan y se estropeen. Siempre que estén averiadas y no puestas fuera del servicio, estas máquinas proporcionan más radiación que cuando funcionan normalmente, aseguran los expertos que han realizado pruebas de las prácticas reales de su uso.
Con este nuevo reto el sistema vigente de control de los pasajeros y el personal en los aeropuertos corre el riesgo de enfrentarse con aun más críticas, en comparación con las que se fundamentaban en el aspecto ético de traslucimiento del cuerpo humano. Los múltiples casos en los que los empleados de puntos de revisión se dedicaban a discusiones sobre las virtudes y los desperfectos de cada uno de los pasajeros de por debajo de sus ropas han provocado ya varias hondas de protesta dentro y fuera de EE. UU.
La desfachatez de los revisores sorprende siempre que eso suscite a uno.
La desfachatez de los revisores sorprende siempre que eso suscite a uno © RIA Novosti/ Valeri Titiyevski
Para el momento solo el sindicato de los pilotos de líneas aéreas logró un éxito definitivo. El director de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), John Pistole, acaba de anunciar, por fin, que éstos no pasarían más por las revisiones con los escáneres que producen imágenes virtualmente desnudas, ni por las palpaciones obligatorias en las que se centraba la indignación civil.
Siendo uniformados, a partir de ahora los pilotos pasarán en los puntos de control aeroportuarios por un detector de metales, luego de que habrán de presentar identificaciones con fotografía. De tal modo la comunidad profesional celebra este fin de semana una verdadera victoria que corona una campaña continua (de dos años) de presión por parte del sindicato.
“Los pilotos no somos la amenaza. Somos el blanco”, reiteraban los activistas de aquella campaña durante la cual no cesaban de explicar a las autoridades que las revisiones a ellos tienen poco sentido, puesto que un tripulante que intentara cometer un atentado terrorista simplemente dejaría caer al avión y ningún escáner podría detectar eso, cuanto que a los pilotos les está permitido llevar armas en la cabina.
De todos modos, dicho logro sindical no promete ninguna indulgencia a las azafatas, ni a los pasajeros y las pasajeras que siguen siendo víctimas de la radiación excesiva y abusos múltiples del procedimiento de palpación en los aeropuertos así de Europa, como de Norteamérica. Es más, puede abrir un nuevo campo para los terroristas no virtuales u otra gente malintencionada a los que les será bastante vestirse de pilotos y pasar a bordo de la aeronave libremente, evitando los mencionados controles de seguridad. RT.COM
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