“Llevo un montón de rato esperando y han pasado a esa señora mayor en silla de ruedas antes que a mí”, espetó Antonio Huestes al cura después de hacer cola para comulgar. Ocurrió durante la misa del domingo en la parroquia de Sant Joan Baptista, en Lleida. Antonio acudió a la iglesia a regañadientes, para acompañar a su esposa. Él, pese a ser católico, no quería ir porque el año pasado se quedó en el paro y le ha salido “un sarpullido raro en las ingles que ya es puro ensañamiento”. Tener que esperar durante más de veinte minutos para comulgar y que el cura atendiera a otros feligreses antes que a él fue la gota que, finalmente, colmó el vaso y le motivó a pedir al párroco el libro de reclamaciones “de la iglesia y del cristianismo”.
Según la mujer de Antonio, éste ya salió “calentito” de casa. “Lleva diciendo cosas horribles de Nuestro Señor desde hace semanas. Y yo ya estaba harta de oírle, así que al final le hice callar diciéndole ‘pues vas y se lo dices a Él’. ¿Cómo iba yo a pensar que me pondría en ridículo delante de toda la parroquia pidiendo el libro de reclamaciones como si se tratara de una tienda de fotocopias o una zapatería?” se lamenta la mujer entre sollozos. Su marido, detrás de ella, trata de hablar por teléfono con la Asociación de Consumidores y Usuarios.
Antonio dice que lleva años “invirtiendo” en el catolicismo sin recibir nada a cambio. “Yo entiendo esto de la religión como un seguro: tú sabes que ese dinero es a fondo perdido y que no lo vas a recuperar a no ser que tengas un accidente. Pues bien, me he quedado en el paro, ha llegado el momento de que Nuestro Señor haga acto de presencia”, se queja. Y vuelve a insistir en que no sólo no ha dejado de estar en el paro sino que “las cosas raras de las ingles” le pican muchísimo. “Sé que el párroco don Miguel sólo es un trabajador y que él no tiene ‘las culpas’ de nada, pero a alguien me tendré que quejar”, se defiende.
Por su parte, el párroco don Miguel le aseguró que abriría “una incidencia” y le dio un número de seguimiento de su reclamación. “A ver si llega al Vaticano y que a partir de ahí se aclaren con Cristo. Si no, volveré a la iglesia a montar eso, un cristo. Así hasta que me oigan. No espero que me devuelvan el tiempo perdido, con que arreglen lo mío me doy por contento. O lo del trabajo o lo de las ingles”, asegura Huestes. ELMUNDOTODAY.COM

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