. . . reclamó 172 millones de dólares -
Total a pagar: 172 millones de dólares. El documento de la Agencia Tributaria estadounidense (IRS, por sus siglas en inglés) no mentía. Le reclamaba a un joven barcelonés, hoy con 34 años, que pagara una cifra astronómica en impuestos por haber obtenido un beneficio de unos 500 millones de dólares en operaciones bursátiles en Wall Street.
"No entendía nada. Nunca pensé que hubiera ningún problema y menos al cabo de casi tres años, cuando ya estaba en Barcelona trabajando en otras cosas", explica M. Esparza, cuyo nombre no se escribe completo en este artículo por petición expresa del entrevistado. "No quiero que la gente ponga mi nombre en Google y continúe mi persona relacionada con esto", señala. La notificación se le hizo pública en agosto de 2010 y la reclamación por tasas atrasadas se remonta al periodo 2007-2008.
Portorriqueño de nacimiento, barcelonés de adopción, de madre catalana y padre cubano, Esparza decide en 2006 cruzar el charco y probar fortuna en la Gran Manzana aprovechando su doble nacionalidad. "Trabajaba para una empresa estadounidense, Chimera Capital, y hacía operaciones intradía -las que se abren y cierran en una sola sesión en los mercados financieros- en el NYSE y el Nasdaq -los dos principales mercados de valores de Wall Street-", relata desde un bar de l'Eixample cercano al centro académico en el que actualmente cursa un máster en economía.
En una primera etapa (2006-2007), Esparza trabaja contratado por la mencionada empresa estadounidense. Acude cada día a las dependencias de la compañía en Manhattan y allí realiza sus operaciones bursátiles. Más tarde pasa a ser empleado por cuenta propia. Es entonces cuando invierte su propio capital. "Puedes trabajar con 20.000 euros y entonces ellos (la compañía) te deja apalancarte y te permite comprar por más de lo que realmente tienes", explica. "La cosa durante un tiempo fue bien y luego, en el periodo 2007-2008, no fue tan bien y simplemente decidí volverme a Barcelona porque tenía otras ofertas de trabajo", señala.
Pero, ¿qué pasó para que la Agencia Tributaria estadounidense le reclamara 172 millones de dólares? La explicación de Esparza es la siguiente: "El sistema de EE.UU. tiene un ordenador central que computa, sobre todo en el sistema de capitales, los ingresos y los beneficios. Si tú no rellenas un papel diciendo cuál ha sido el saldo de tus operaciones, el ordenador central simplemente coge tus operaciones y les da una plusvalía del 100%". Y claro, este programa informático estimó que Esparza, "después de realizar 20.000 operaciones al día"- había obtenido un beneficio de 500 millones de dólares, al que restándole aproximadamente un 35% en tributos, arrojaba nada más y nada menos que una deuda con el fisco estadounidense de 172 millones.
Con todo, este trader barcelonés se enteró de la noticia ya en Barcelona, cuando un periodista estadounidense de la página que aireó los hechos, The Smoking Gun, especializada en la divulgación de documentos oficiales y policiales, se puso en contacto con él a través de Facebook para obtener su versión. "El documento aparece en unas listas públicas que nadie mira y que son difíciles de encontrar, pero ese señor (el periodista) lo único que hace con su vida es mirar esos documentos", explica con un ligero resquemor.
Cuando se enteraron el New York Daily News y el New York Post la noticia corrió como la pólvora. "Veía como la información cruzaba el charco y en instantes la tenía todo el mundo en su pantalla", recuerda ahora. Los medios españoles "presionaron para que hablara", pero él no soltó prenda. "Fue bastante angustioso, sobre todo cuando nunca he entendido qué es ser famoso", confiesa. ¿15 minutos de fama? "Más bien fueron 24 horas y no fue una sensación agradable".
La principal queja de Esparza se centra en cómo enfocaron los medios de comunicación la noticia. "Se descargaron fotos mías de mi antiguo perfil de MySpace, que hacía años que no miraba, y utilizaron los gustos que había publicado tiempo atrás", explica. Además, al residir en un apartamento en Alphabet City, en el East Village de Manhattan, que es una zona de 'hipsters', algo así como 'modernos' o 'gafapastas', "crearon un personaje que no era yo". Esparza, además, enmarca la aparición de la noticia a "una campaña" que por entonces se estaba llevando en los medios de comunicación de la Gran Manzana porque "Obama y el IRS estaban recaudando muchos impuestos, especialmente de los neoyorquinos", y a que "era agosto y no había noticias".
La prensa de Manhattan escribió que un conocido suyo, Adam Baruchowitz, explicó que Esparza se fue sin blanca de Nueva York. "No es cierto, se lo inventaron. Mi amigo exageró entonces mi situación para defenderme, pensaba que me perseguía la policía y lo que dijo lo usaron los medios de comunicación para hacer todavía más grande la pelota ", dice. "Salí de allí sin haber ganado ni perdido dinero, costeándome la vida durante un tiempo, solo eso", matiza el trader barcelonés.
Con todo, Esparza continuaba teniendo un problema de 172 millones de dólares. Así que entonces decidió ponerse en contacto con abogados en Barcelona. "La mayoría quería cobrarme muchísimo dinero", relata. Al final fue un conocido, "que trabaja en una oficina en Nueva York que se dedica a hacer los impuestos a los inmigrantes", quien le solucionó el problema con la Agencia Tributaria. "Tuve que pagar una multa de 100 dólares por no entregar los documentos a tiempo, nada más", explica.
Esparza no ha vuelto a Nueva York desde entonces pero sí ha regresado a Estados Unidos. "Toda la historia me afectó a nivel personal porque se manchó mi nombre por un simple despiste", relata. La vida sigue y en junio termina el máster que actualmente está cursando. Entonces tiene previsto trasladarse a vivir a Londres: "A ver si ahora la lío en la City", bromea. LAVANGUARDIA.ES
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