La noticia ha galopado por todos los rincones de internet:
una estrella distante podría albergar una civilización tan desarrollada
que habría construido una especie de huerto solar espacial de
dimensiones cósmicas. Obviamente, es casi seguro que finalmente no será
así. Pero entretanto, y mientras no se confirme una causa natural para
el fenómeno observado, no hay por qué descartar la explicación más
apetecible. Sobre todo cuando son los propios científicos quienes se han
quedado de piedra ante lo nunca visto y quienes no han mostrado pudor
al pronunciar una de las palabras más incómodas para un astrónomo:
alienígenas.
El comienzo de la historia se remonta a 2009, cuando el telescopio espacial Kepler
de la NASA comenzó a rastrear las casi 150.000 estrellas observables en
un pedazo de cielo de unos 100 grados cuadrados, más o menos un 0,25%
de todo el firmamento. Kepler es un cazador de planetas; su misión
consiste en vigilar las estrellas durante largo tiempo con el fin de
detectar si en algún momento su luz disminuye ligeramente, lo que
delataría el tránsito de un planeta.
Ilustración de la NASA que muestra lo que podría estar pasando en la estrella.
El
efecto es similar al de pasar un dedo por delante de una linterna, con
la diferencia de que un planeta solo reduce la luz de la estrella como
mucho en un 1% cada vez que circula por delante de ella, visto desde
nuestra posición. Para un observador lejano, el paso de la Tierra por
delante del Sol bloquearía su luz una vez al año en la centésima parte
de un 1%, algo que la NASA asemeja a
"la cantidad de luz bloqueada por un mosquito reptando a través del
faro de un coche visto desde varios kilómetros de distancia". Kepler es
lo suficientemente sensible para detectar estas minúsculas variaciones
de luz.
En 2013, tras cuatro años de observación y más de 1.000
planetas confirmados, una de las estrellas llamó la atención de los
científicos y de los voluntarios del proyecto Planet Hunters,
que revisan los datos de Kepler allí donde se requiere un ojo humano.
La estrella en cuestión, a 1.500 años luz de nosotros y oficialmente
designada KIC 8462852, mostraba una anomalía única entre las casi
150.000 analizadas. En lugar de un levísimo bloqueo repetido
regularmente, la luz de la estrella se reducía hasta en un 22% y sin una
periodicidad aparente. Tabetha Boyajian, astrónoma de la Universidad de Yale y responsable del hallazgo, sabía que era imposible atribuir este fenómeno al tránsito de un planeta.
Imagen del telescopio Kepler.
UN FENÓMENO INEXPLICABLE
Hace algo más de un año, Boyajian dio un seminario en el Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad Estatal de Pensilvania. Allí mostró sus resultados a Jason Wright, astrofísico especializado en estrellas y exoplanetas. Según cuenta Wright en su blog,
las curvas de luz de la estrella le parecieron "locas". "Uno podría
pensar en un montón de maneras para que una estrella se comporte de una
forma rara como esta, pero casi todas ellas requieren estrellas
jóvenes", apunta Wright. Entre estas explicaciones está la posibilidad
de que una estrella recién nacida y aún no consolidada estuviera rodeada
por un disco de polvo que ocultara parcialmente su luz. Pero esto,
señala Wright, requeriría una fuerte señal de luz infrarroja del polvo
caliente, algo que no se observa en KIC 8462852. Además, agrega, "esta
estrella se mueve demasiado aprisa para haberse formado recientemente".
"Y no hay ninguna región de estrellas en formación en esa parte del
cielo", añade.
Sin una explicación convincente, Wright se puso en contacto con Andrew Siemion, del Centro de Investigación SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) de Berkeley.
Siemion se mostró inicialmente escéptico, pero al conocer los datos
puso en marcha una propuesta para buscar posibles señales de radio
procedentes de KIC 8462852 con el radiotelescopio de Green Bank (en la
imagen de la derecha). Poco después, coincidió que Siemion comparecía en el Congreso de EEUU en el marco de una sesión sobre la búsqueda de vida alienígena, y por allí andaba Ross Andersen, periodista de ciencia de la revista The Atlantic. Siemion le habló a Andersen de la estrella misteriosa, Andersen publicó un artículo sobre ello y
en pocos días la red se inflamó con proclamas del hallazgo de una
civilización alienígena que ha construido una infraestructura gigante
alrededor de su estrella.
Mientras, Boyajian y su equipo han detallado sus resultados en un estudio enviado a la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. El trabajo se titula Where’s The Flux?, o ¿Dónde está el flujo?, en relación a la luz desaparecida, pero las iniciales de estas palabras hacen referencia a otra expresión muy utilizada en inglés;
de hecho, Wright escribe: "internamente la llamamos la estrella WTF".
WTF son las siglas de "What the fuck?", algo así como "¿Qué coño es
esto?".
En el estudio, Boyajian y sus colaboradores proponen como
explicación más probable que la variación de luz se deba al tránsito de
un enjambre de fragmentos de cometas procedente de una perturbación
originada por el paso de otra estrella cercana. De hecho, existe una
estrella más pequeña en las proximidades. Los investigadores esperan
poder contrastar esta hipótesis determinando el movimiento de la segunda
estrella y midiendo la posible emisión de gas que acompañaría a una
gran profusión de cometas.
¿TECNOLOGÍA ALIENÍGENA?
Sin
embargo, en opinión de Wright, esta explicación es "plausible pero
forzada". Incluso aunque una oleada de cometas pudiera reducir en tal
grado la luz de la estrella, el hecho de que un fenómeno semejante se
haya producido precisamente en el breve instante cósmico en que los
humanos estamos aquí para observarlo es, a juicio de los expertos, una
coincidencia muy improbable. El astrofísico se decanta más bien por la
hipótesis de que se trate de una estrella joven, a pesar de las pruebas
en contra. Y aunque deja bien claro que la teoría de Boyajian es "mucho
más probable que la de los alienígenas", la conducta aberrante de WTF ha
servido a Wright para desarrollar una de las líneas de su trabajo que
se refiere precisamente a la posible detección de civilizaciones
alienígenas avanzadas.
El concepto básico es algo conocido como esfera de Dyson.
En 1960 el físico Freeman Dyson propuso formalmente una idea que la
ciencia ficción había explorado desde tres décadas antes: una
civilización tecnológica extremadamente avanzada podría construir
grandes infraestructuras en el espacio para explotar los recursos
energéticos de su propia estrella o incluso de toda su galaxia, como una
especie de gigantesca red de paneles solares que cosecharía la luz,
bloqueando su paso pero dejando escapar el calor en forma de ondas
infrarrojas.
Bajo esta premisa, Wright impulsó el proyecto G-HAT,
siglas en inglés de Vislumbrando Calor de Tecnologías Alienígenas.
Utilizando los datos del telescopio espacial de infrarrojos WISE de la
NASA, Wright y su equipo estudiaron unas 100.000 galaxias en busca de
"calor residual", señales que delataran algo parecido a una esfera de
Dyson. Los resultados fueron negativos, pero no del todo: en su estudio, publicado el pasado abril, Wright y sus colaboradores no descartaban que 50 galaxias de la muestra total, y sobre todo cinco casos especialmente prometedores, pudieran revelar signos de tecnología alienígena.
En el caso de WTF, y según explica Wright a El Huffington Post,
el problema de aplicar esta interpretación reside en que "se requiere
mucho más material para generar una señal infrarroja detectable que para
bloquear la luz de la estrella". La estrella no muestra una señal
infrarroja potente, y esta ausencia "nos da un límite de la cantidad de
material que está bloqueando la luz alrededor de la estrella, sea lo que
sea". Por lo tanto, esta metodología no es útil en el caso de la
estrella.
BALIZA CÓSMICA
Salvando esta dificultad, Wright ha trabajado en la posibilidad de detectar este tipo de hipotéticas infraestructuras estelares
mediante la luz visible, observando su tránsito frente a las estrellas a
través de telescopios como Kepler. El astrofísico compara la situación a
la de contemplar en una persiana las sombras de las personas que pasan
por la calle junto a la ventana. "Si una persona rodea el bloque en
bicicleta, su sombra aparecerá regularmente en tiempo y forma (como un
planeta transitando regularmente). Pero si pasa una muchedumbre —en
ambas direcciones, rápido y lento, grandes y pequeños— no tendría
ninguna regularidad. La luz total que llegaría a través de la persiana
variaría, como en la estrella de Tabby [Boyajian]".
Otra cosa sería determinar si esa muchedumbre corresponde a objetos artificiales. Wright revisa una idea desarrollada por el astrónomo francés Luc Arnold,
consistente en la posibilidad de que una civilización avanzada, capaz
de construir infraestructuras estelares, bloqueara parcialmente su
estrella con un diseño de patrón regular para transmitir un mensaje con
su luz; por ejemplo, números primos. De este modo, la estrella actuaría
como baliza cósmica. Y a este respecto, la observación de WTF no es
concluyente. A la pregunta de si podría existir un patrón regular en las
variaciones de luz de esta estrella, Wright responde: "Es difícil
decirlo. Yo no veo ningún patrón obvio, pero algunos han apuntado que
existe una variación débil recurrente de 10-20 días, y que las tres
disminuciones más profundas están uniformemente separadas por unos dos
años".
Por el momento, Wright y sus colaboradores ya han elaborado un estudio, aún sin publicar,
en el que valoran la posibilidad de poner en práctica esta técnica, y
en el que a propósito de WTF, escriben: "Tenemos en KIC 8462 un sistema
con todas las trazas de un enjambre de Dyson". "Pensamos que es el
objetivo estelar SETI más prometedor descubierto hasta la fecha". Por si
acaso, la matriz de radiotelescopios Allen del Instituto SETI ya mira
hacia WTF buscando posibles señales de radio.
Radiotelescopios Allen.
Mientras, la comunidad de
astrónomos se debate entre el interés y el escepticismo, una mezcla cuyo
producto a veces es la sorna: el astrofísico de Caltech Mike Brown,
codescubridor de planetas enanos transneptunianos como Eris y Sedna,
escribía esta semana en Twitter: "Reunión de discusión de grupo: los
cometas rotos parecen una explicación plausible para KIC 8462852, pero
no hay explicación de por qué los alienígenas estarían rompiendo los
cometas". elhufFingtonpost.es
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