Se llama Bud, vive en Michigan, habla y podría convertirse en un testigo fundamental para resolver un crimen por asesinato. ¿La pecualiridad de la historia? Que Bud no es un ser humano, es un loro. Y lo que tiene que decir podría condenar o exculpar a la acusada de matar a su marido.
La historia, según informa The Guardian, se remonta a 2015, cuando Christina Keller, la primera mujer del fallecido y propietaria de la mascota después del crimen, se alertó al escuchar la frase que repetía una y otra vez Bud sin descanso: "¡No dispares, no dispares!". "Usa la voz de Martin [el exmarido]", aseguró. "Está grabada en su cerebro y no es capaz de dejarlo ir", contaba a Wood TV en Detroit.
Después del testimonio de Keller, el fiscal de Michigan estudia ahora utilizar estas declaraciones en el juicio de Glenna, la por entonces mujer de Martin y principal y única acusada de asesinato.
No es la primera vez que se tienen en cuenta los testimonios de los loros. En 1993, la mascota de una mujer asesinada en Santa Rosa estaba en la casa en el momento del crimen y repetía la frase "No, Richard, no, no, no". - 20minutos.es
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