NESTING, JOB SHARING,... ASÍ TE CONVENCEN LOS MEDIOS DE QUE SER POBRE MOLA


María es una ‘treinteenager’ que comparte su ‘minijob’ haciendo ‘jobsharing’ y ganando un buen ‘sueldo emocional’. Cuando llega el fin de semana a María le gusta practicar el ‘nesting’ en su cuqui-mini-casa de 10 metros cuadrados y preparar una buena cena ‘frigana’ al calor de su brasero de cisco de carbón, invitar a algún amigo, lucir algún bonito vestido de ‘wardrobing’ y conversar alegremente sobre lo que ha mejorado su vida desde que no se queja. Si no has entendido ni papa de lo que acabamos de decir es que no te informas mediante algunos grandes medios y aún no te has enterado de que ser pobre es super cool.

Si tienes treintaitantos y  no tienes dónde caerte muerto; si tu curro es precario y además tienes que compartir empleo y sueldo con otro precario como tú; si además en tu empresa te aseguran que estás ganando experiencia personal y profesional (motivo por el cual lo de cobrar, ya tal); si cuando llega el fin de semana tienes que quedarte en tu casa (por llamar de algún modo a ese cuchitril minúsculo en el que vives); si la cena la has reciclado del contenedor de basura del supermercado de la esquina; si hace meses que no puedes encender la calefacción porque no puedes pagar el recibo de la luz; y si has comenzado a ponerte ropa nueva con la etiqueta por dentro para luego poder devolverla, felicidades: según la neolengua de los mass media, estás muy a la moda y además deberías aprender a disfrutarlo. ¿Qué haces leyendo esto? Venga, a instagramear la foto del brasero.

El Español ante la ola de frío lo tiene claro: ¡Que suba la luz lo que quiera!

O al menos eso es lo que parece que quieren que hagamos algunos medios que, de un tiempo a esta parte, parecen empeñados en vendernos el glamour de la pobreza para que creamos que las situaciones de desamparo social y económico a las que se enfrenta gran parte de la población son, en realidad, super trendy. Vamos, que vivimos mejor que queremos, y no se te ocurra quejarte, que te pones muy pesadito y cuando uno no se queja la vida puede ser maravillosa.

Noticia de El País sobre el proyecto Complaint Restraint February que proponía pasar el mes de febrero sin quejarse con el objetivo de aumentar  “la sensación de felicidad” y disminuir la de “estar quemado“

Podríamos pensar que se tratan, como en el tema de la corrupción, de ‘casos aislados’, pero (aún corriendo el riesgo de que nos llamen conspiranoicos) es que SON, como en el caso de la corrupción, muchos ejemplos aislados de este intento mainstream de poner de moda ser pobres.

Imaginemos un mundo distópico en el que la mayoría de la población viviera en una situación peor  que la vivida hasta ese momento y que para mantener el control social, la gente tuviera que aceptar dócilmente que ya no puede aspirar a lo que aspiraron las generaciones anteriores. Para ello, lo mejor sería cambiar los anhelos de la gente para que dejara de reclamar derechos básicos  y estuviera dispuesta a renunciar a ellos a cambio, llamadnos locos, de palmaditas en la espalda y de la experiencia y sabiduría de los que sí que saben.
Si hasta antes de que estallara la crisis el capitalismo nos animaba aspirar a ser ricos y triunfadores, ahora los medios insisten en que no todo en la vida es el parné, y que es mucho mejor aspirar al reconocimiento social. Es decir, tú curra que ya te pago yo con aplausos. Adiós reivindicaciones proletarias, hola ‘salario emocional’.

El ‘salario emocional’ o cómo El Economista intenta convencernos de pagar las facturas con parte del reconocimiento que nos da la empresa para  la que trabajamos

Porque ser pobre está tan de moda que hasta Kim Kardashian y Kanye West se han subido al carro de pasar por muertos de hambre. ¿No te das cuenta? Esa mujer y su marido que lo tienen todo, quieren lo único que no tienen: ¡pobreza! Y tú sí que eres pobre, no como ellos, así que, sí, al ser pobre tú molas más que la mismísima Kardashian.

¿Veis, almas de cántaro, cómo ser pobre mola? Y no solo eso, hasta podemos sentirnos superiores moralmente al ejercer nuestra pobreza e incluso fardar de ella. ¿Qué no tengo ni un duro para salir el fin de semana? No soy pobre, es que hago ‘Nesting’ para alcanzar la iluminación.

Según El País, quedarte en tu casa viendo reposiciones de ‘Noche de Fiesta’ calma la ansiedad. Eso sí que es ‘Buena Vida’. - STRAMBOTIC - PUBLICO.ES

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