29.000 PATITOS A LA DERIVA DESAFÍAN A LAS MATEMÁTICAS MÁS AVANZADAS

 


Jamás podremos predecir el destino de los 29.000 patitos de goma que cayeron al mar durante una tormenta. Esta es la pesarosa conclusión de un estudio que pone de manifiesto que las matemáticas no son todopoderosas, que tienen un límite. Si lanzamos un mensaje dentro de una botella, no podemos asegurar que llegue a su destinatario. A día de hoy, ni la matemática más avanzada, ni los algoritmos más sofisticados, pueden predecir cómo van a comportarse las partículas de un fluido, como las del agua del océano a las que cayeron en una tormenta 29.000 patitos de goma.

Los 29.000 patitos de goma cayeron de un carguero durante una tormenta y se perdieron en el océano en 1992: nadie pudo predecir dónde aparecerían, ni cuándo. De hecho, aún hoy continúa apareciendo varado algún patito náufrago. Matemáticos españoles de primer nivel han desarrollado una «máquina de agua» (siguiendo las pautas de las máquinas de Turing) para tratar de desentrañar uno de esos dilemas que tiene a los matemáticos en jaque desde hace siglos: ¿Cómo se comportan los fluidos? Entenderlo, permitiría predecir el destino de los patitos náufragos.

El resultado de la investigación, tras construir la máquina de agua, es que no existe ningún algoritmo que permita asegurar si una partícula fluida pasará por cierta región del espacio en tiempo finito.  Es decir, es imposible saber dónde estará el patito en una hora o día determinado. “Esta incapacidad de predicción, que es distinta a la que establece la teoría del caos, supone una nueva manifestación del comportamiento turbulento de los fluidos”, afirman los investigadores. Las matemáticas, así, han encontrado un límite.




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