TRES JUECES CALVOS DICTAN QUE LLAMAR A ALGUIEN 'CALVO' PUEDE SER ACOSO SEXUAL



El primer incidente se remonta a julio del 2019. El supervisor de una fábrica de tapones de madera de West Yorkshire, en el noroeste de Inglaterra, se pelea verbalmente con un empleado. Y, en medio de la discusión, Jamie King llama a su subordinado, Tony Finn, "bald cunt", un insulto que podría traducirse literalmente por "coño de calvo", aunque en este contexto sería más correcto traducir como "puto" calvo". La expresión, en cualquier caso, suena extremadamente mal. No por el bald (calvo), sino por el cunt (coño o vagina, pero es slang, una jerga muy vulgar), una palabra que nadie dice en inglés, que raramente se siente ni siquiera en los ambientes más relajados y que está considerada una grosería imperdonable.

Pues, bueno, en mayo del pasado año Tony Finn fue finalmente despedido de British Bung Company, donde había trabajado 24 años. Y decidió denunciar a la empresa por despido improcedente y, también, por acoso sexual, basado, justamente, en el incidente en el que fue insultado con la expresión puto calvo. Y los tres jueces que han visto el caso, los tres calvos, también, presididos por el magistrado Jonathan Brain, han decidido que Finn deberá ser compensado por "acoso sexual", decisión conocida ahora tras la vista que ha tenido lugar en distintas fechas en febrero y abril de este 2022 en la ciudad de Sheffield, también en el norte de Inglaterra.

Sus señorías equiparan el hecho de decir a alguien calvo, por ejemplo, a mal hablar o insultar a una mujer porque tiene los senos grandes. "En nuestra opinión –escriben en la sentencia–, hay una conexión entre la palabra calvo por un lado y la característica protegida del sexo por otro". El tribunal aceptó el argumento del abogado de la defensa, que afirmó que las mujeres también pueden ser calvas, y sólo cabe recordar el incidente de la última ceremonia de los Oscar , con Willy Smith agrediendo a Chris Rock por la broma de que el humorista hizo sobre la carencia de cabello de la esposa del actor, Jada Pinkett.

"Sin embargo, como los tres miembros del tribunal pueden testimoniar, la calvicie es mucho más frecuente en los hombres que en las mujeres. Encontramos estar inherentemente relacionada con el sexo", continúan los jueces en su sentencia. En otras palabras, en tanto que la pérdida del cabello es mucho más frecuente entre los hombres que entre las mujeres, decir calvo a alguien es una forma de discriminación.

Más allá de la calvicie de los magistrados, las palabras de la víctima, más un testigo presencial, habrían podido determinar el sentido de la sentencia. Finn, electricista de la fábrica, declaró al tribunal: "Estaba trabajando en una máquina a la espera de una reparación especializada. Se quitaron las cubiertas y era evidente que Jamie King lo había hecho. Cuando le hablé del tema me dijo "estúpido", "puto calvo viejo" y me amenazó. Temiendo por mi seguridad personal, fui hacia la oficina de Andy Hudson [otro supervisor]. Jamie continuó su diatriba de amenazas y abusos en la puerta de la oficina". El tribunal concluyó que King sí amenazó al reclamante con violencia física e hizo comentarios peyorativos sobre la edad y el aspecto del demandante. Y calvo no 'cunt' fue la palabra del delito. Los jueces realizan también en su sentencia observaciones lingüísticas y valoran, entre otras circunstancias, que Finn no se quejó tanto del "lenguaje fuerte, industrial", sino del uso de la palabra calvo. "El señor King atravesó una línea haciendo observaciones personales al demandante sobre su apariencia", por lo que Finn se mostró "especialmente ofendido".

Todo ello, una sentencia curiosa, sin duda, que podría menospreciar lo que verdaderamente es acoso sexual y que toma, normalmente, otras formas, mucho más violentas, especialmente o prácticamente siempre, contra las mujeres. - ara.cat

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