Música reggae, aires de fiesta, atmósfera reivindicativa y, alrededor, densas nubes de humo de marihuana que limpiaban el ambiente de malos rollos. No había duda, este miércoles era la festividad de San Canuto, el encuentro anual con el que los amantes del consumo porrero reclaman, en pleno campus de la Universidad Autónoma de Madrid, la liberalización de todas las drogas blandas.
La fiesta está organizada por grupos que solicitan la despenalización del hachís, la marihuana o las setas alucinógenas. Esta edición contó, además, con más asistentes que nunca gracias al relativo buen tiempo (hacía sol, y la temperatura era agradable) y a la escasa presencia policial. Todo un 'rara avis', ya que casi formaba parte de la tradición que un dispositivo de agentes se situara en las cercanías del campus para impedir la celebración.
La fiesta está organizada por grupos que solicitan la despenalización de drogas como el hachís, la marihuana o las setas alucinógenas. Pese a que la dirección de la Autónoma se desvincula siempre por completo de la convocatoria de la fiesta, lo cierto es que miles de jóvenes de todo Madrid se agolpaban en el césped fumando, vendiendo bizcochos de hachís o haciendo botellón.
Una ‘rave’ en el campus
Mientras un DJ con rastas pinchaba música electrónica para animar el ambiente, cientos de curiosos se iban acercando al encuentro, aunque no todos se declaraban consumidores de cannabis. Era el caso de Marina una veinteañera que estudia en una universidad privada: "Allí no te dejan fumar ni tabaco", afirmaba. De hecho, Marina parecía tenerlo claro. Si la daban a elegir entre un carajillo y un porrito de maría, ella se quedaba con el carajillo. Siempre y cuando sea de anís "es que es más tradicional", bromeaba con sus amigos.
Mis padres saben que fumo porros. A mi madre, bueno, no le parece muy bien, pero mi padre también lo hacía de joven. Pese al poco personal de seguridad desplegado, la normalidad fue la nota predominante durante toda la jornada, y pese a las largas horas de fiesta y desfase, no se produjo ningún altercado. ¿Sería gracias a los efectos relajantes de la marihuana? Quién sabe. Lo cierto es que los asistentes habituales al evento defendían su consumo con pasión. Helio, por ejemplo, reconoce que fuma a diario: «Mis padres lo saben. A mi madre, bueno, no le parece muy bien, pero mi padre también lo hacía de joven», aseguraba.
Curiosamente, la mayoría de los asistentes no eran estudiantes de la Autónoma, que tiene matriculados más de 30.000 alumnos y que todos los años decide blindarse con la llegada de San Canuto, puesto que los botellones que se organizan con la fiesta suelen dejarlo todo lleno de basura y desperdicios. FUENTE 20 MINUTOS
La fiesta está organizada por grupos que solicitan la despenalización del hachís, la marihuana o las setas alucinógenas. Esta edición contó, además, con más asistentes que nunca gracias al relativo buen tiempo (hacía sol, y la temperatura era agradable) y a la escasa presencia policial. Todo un 'rara avis', ya que casi formaba parte de la tradición que un dispositivo de agentes se situara en las cercanías del campus para impedir la celebración.
La fiesta está organizada por grupos que solicitan la despenalización de drogas como el hachís, la marihuana o las setas alucinógenas. Pese a que la dirección de la Autónoma se desvincula siempre por completo de la convocatoria de la fiesta, lo cierto es que miles de jóvenes de todo Madrid se agolpaban en el césped fumando, vendiendo bizcochos de hachís o haciendo botellón.
Una ‘rave’ en el campus
Mientras un DJ con rastas pinchaba música electrónica para animar el ambiente, cientos de curiosos se iban acercando al encuentro, aunque no todos se declaraban consumidores de cannabis. Era el caso de Marina una veinteañera que estudia en una universidad privada: "Allí no te dejan fumar ni tabaco", afirmaba. De hecho, Marina parecía tenerlo claro. Si la daban a elegir entre un carajillo y un porrito de maría, ella se quedaba con el carajillo. Siempre y cuando sea de anís "es que es más tradicional", bromeaba con sus amigos.
Mis padres saben que fumo porros. A mi madre, bueno, no le parece muy bien, pero mi padre también lo hacía de joven. Pese al poco personal de seguridad desplegado, la normalidad fue la nota predominante durante toda la jornada, y pese a las largas horas de fiesta y desfase, no se produjo ningún altercado. ¿Sería gracias a los efectos relajantes de la marihuana? Quién sabe. Lo cierto es que los asistentes habituales al evento defendían su consumo con pasión. Helio, por ejemplo, reconoce que fuma a diario: «Mis padres lo saben. A mi madre, bueno, no le parece muy bien, pero mi padre también lo hacía de joven», aseguraba.
Curiosamente, la mayoría de los asistentes no eran estudiantes de la Autónoma, que tiene matriculados más de 30.000 alumnos y que todos los años decide blindarse con la llegada de San Canuto, puesto que los botellones que se organizan con la fiesta suelen dejarlo todo lleno de basura y desperdicios. FUENTE 20 MINUTOS
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