En los años 20, el cronista deportivo John J. Fitzgerald tituló una columna hípica como "La Gran Manzana", ya que en uno de sus viajes escuchó cómo los policías que trabajaban en el hipódromo de Nueva Orleans le llamaban así al recinto neoyorkino.
Otra versión señala que en los años 30, los jazzistas referían que su gran objetivo era tocar en esa ciudad, pues "son muchas las manzanas que tiene el árbol del éxito, pero Nueva York es la Gran Manzana".
No fue sino hasta la década de los 70 cuando el sobrenombre se popularizó; el departamento de turismo de la localidad emprendió una gran campaña publicitaria, que tomó como base estas dos historias. Como dice lavanguardia.es, a Nueva York también se le conoce como la ciudad que nunca duerme, porque no hay ni un momento de descanso.
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