El Coney Island Circus Sideshow, un espectáculo circense con trucos no aptos para gente impresionable y que se presenta en el famoso balneario del mismo nombre de Nueva York, celebra tres décadas desafiando lo políticamente correcto con la inclusión de personas con discapacidades.
"Nuestro eje es la cultura popular estadounidense loca", dice a AFP el fundador y director del 'show', Dick Zigun, sentado en una de las mesas del bar del edificio histórico donde funciona el museo de Coney Island y el Circus Sideshow, situado en Brooklyn, en el sudeste de la ciudad.
Zigun, de 57 años y con estudios en Artes Dramáticas en la Universidad de Yale, se instaló a fines de los años '70 en este popular balneario de Nueva York, conocido por su parque de atracciones, decidido a recuperar la vieja tradición estadounidense de los 'freak shows' ('espectáculos de fenómenos') de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
Un 'freak show' incluye personas con características físicas inusuales, la más común de ellas el enanismo, y artistas que practican actos impactantes, como el tragador de sables o un hombre que lleva unas enormes bolas de acero con cadenas que cuelgan de anzuelos enganchados en sus ojos.
El Coney Island Circus Sideshow es visitado cada verano por unas 50.000 personas, según Zigun. La entrada cuesta 10 dólares y el espectáculo incluye la presencia de al menos cuatro artistas.
"Empezamos como algo pequeño en 1980, 31 años atrás. Ahora, estando en Nueva York, una de las capitales culturales del mundo, este pequeño grupo de artistas se convirtió en una institución", explica en referencia a la organización sin fines de lucro que encabeza.
"Esta esquina es uno de los edificios donde actuaban algunos de los freaks más famosos en los años '50. Pero esos shows cerraron a raíz del pensamiento políticamente correcto sobre que se explotaba a gente discapacitada. Hasta que llegamos y dijimos: 'Somos lo suficientemente inteligentes para hacer algunos cambios y no explotar a nadie'", recuerda Zigun.
"Ahora entre las generaciones más jóvenes de gente discapacitada hay un cambio. Usted puede ser doctor, sí. Usted puede ser abogado, sí. Pero usted también puede ser artista. Este espectáculo, en vez de ser la pornografía de la discapacidad, se ha convertido en una forma de vida fascinante para la comunidad de gente discapacitada", continúa.
Como Zigun no tiene ningún problema físico, sus palabras pueden tener que ser tomadas con pinzas.
Sin embargo, una de las artistas "diferentes", Nati Amos, de 26 años y con una malformación en las manos y una operación en el rostro, dice estar feliz y pasea su alegría de vivir por el lugar.
"Para mí es muy teatral, me gusta exagerar. Descubrí otra parte de mi personalidad. Fuerzo a la gente a reconocerme como ser humano, lo cual es muy importante. De hecho, estoy muy feliz con mi vida", dice Amos a AFP.
Estudiante de bioquímica, Amos afirma que su discapacidad le juega en contra a la hora de conseguir un trabajo en un laboratorio y no se queja de que la vida la haya convertido en una artista 'freak' que lanza fuego o practica la "suspensión corporal", por la cual se cuelga el cuerpo humano en el aire utilizando ganchos que atraviesan la piel.
"Sé que el término ha sido utilizado de manera errónea por la prensa y que hubo una estigmatización de los 'freak shows' a principios del siglo XX. Pero, ¿sabés qué? Incluso en esa época era el único modo para una persona de ganar dinero", relativiza esta joven.
"Esta situación de haber nacido diferente o única o como quieras llamarlo me ha colocado en un medio ambiente muy interesante. Me permite tener una vida decente, preguntarme acerca de cosas y provocar a la gente", agrega Nati, quien se define como "exuberante" y con "ansia de vivir".
Para nutrirse de artistas, el Coney Island Circus Sideshow ha creado su propia escuela, que organiza cursos tres veces por año.
"Somos el único lugar que ha establecido una escuela donde se pueden aprender los trucos más peligrosos del mundo. No hay engaño. Pones fuego y gasolina en tu boca. La espada desciende hasta tu estómago", señala Zigun.
Más allá de todo el excentricismo, lo más importante para Zigun es que el espectáculo que presenta puede ser disfrutado por gente de cualquier clase social y cualquier origen.
"Cuando vienes al 'show', incluso si no entiendes una palabra de inglés ni las bromas, igual así te diviertes porque cada cinco minutos alguien lanza fuego o se traga una espada", concluye.