En una Semana Santa con una climatología más bien adversa, la lluvia tampoco ha faltado a la última cita de las procesiones tradicionales del Domingo de Resurrección, en casi toda España llamadas de El Encuentro, un día en el que también se ha colado Donald Trump para protagonizar otra tradición: quemar a los judas. Esta tradición es habitual en muchos (algunos) puntos de España: quemar a Judas, el apóstol que traicionó a Jesús. Y este año, la actualidad internacional se ha colado en estas costumbres, donde se han acordado de Donald Trump.
En Coripe (Sevilla) una figura de un muñeco rubio vestido con un traje de chaqueta oscuro con una gran corbata roja, que recreaba a Trump, ha sido tiroteado y quemado para seguir la tradición de cada Domingo de Resurrección, la de linchar a una figura de Judas que representa a alguien cuya acción es reprobable bajo el criterio de los vecinos. Se trata de una tradición centenaria en esta localidad sevillana, que cada Semana Santa cuelga de un árbol, para que sea abatido a tiros y le prendan fuego, un muñeco que representa a un personaje conocido que durante los últimos meses ha destacado por haber realizado alguna mala acción. Las personas que lo laboran lo hacen guardando celosamente el secreto de su identidad, que solo saben tres en el pueblo, y se desvela cuando llega al lugar donde es linchado.
Cuantas barbaridades se cometen en España en nombre de las tradiciones ancestrales, pero esta de Coripe es sin lugar a dudas la más absurda de las tradiciones, la tradición de los necios, de los idiotas.
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