El pasado sábado, lo que prometía ser una tranquila jornada de kayak en las gélidas aguas del Estrecho de Magallanes, se convirtió en una experiencia traumática para Adrián Simancas, un joven de 20 años. Mientras disfrutaba de la compañía de su padre, Dell Simancas, la calma se vio abruptamente interrumpida por la aparición de una gigantesca ballena jorobada que, con la boca abierta, lo engulló por unos instantes. Adrián, analista, programador y músico, había decidido pasar el día con su padre, explorando las costas de Punta Arenas en sus kayaks. El paisaje era imponente, la brisa marina refrescante y la compañía inmejorable. Sin embargo, la naturaleza, impredecible y poderosa, tenía reservada una sorpresa que pondría a prueba el temple de ambos. 
De repente, las profundidades del océano se agitaron. Una enorme ballena jorobada emergió, abriendo su gigantesca boca justo en la trayectoria de Adrián. En un instante, el kayak y el joven fueron tragados por el cetáceo, sumiendo a Dell en un estado de shock y pánico. La escena, aterradora y surrealista, quedó registrada en un video que el padre capturó desde su propia embarcación, a pocos metros de la tragedia inminente. Adrián, dentro de la boca de la ballena, experimentó una confusión total. La oscuridad, el agua salada y la sensación de estar atrapado dentro de una criatura inmensa lo invadieron. "No entendía qué estaba pasando. Pensé que me había comido", declaró el joven posteriormente a TVN. Fueron apenas unos segundos, pero para él, se sintieron como una eternidad. La angustia, el miedo y la incertidumbre se apoderaron de su mente, mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.
Milagrosamente, la ballena, quizás confundida o simplemente sin intención de dañar, expulsó a Adrián y su kayak de su boca. El joven, aturdido y empapado, emergió a la superficie, tratando de asimilar lo que acababa de vivir. Dell, al presenciar la desaparición de su hijo, experimentó el peor momento de su vida. "Me volteo y no veo nada, no veía a Adrián, ahí fue el único momento de verdadero susto, ya que desapareció como por tres segundos", relató a TVN. A pesar del pánico inicial, el hombre de 47 años logró mantener la calma y actuar con rapidez. Dio indicaciones a su hijo para que se alejara de la zona y se agarrara a una cuerda de la parte trasera de su kayak.
Por fortuna, Adrián salió ileso del incidente. A pesar del susto y la conmoción, no sufrió heridas físicas. Sin embargo, la experiencia lo marcó profundamente, dejándole una historia increíble y aterradora para contar. Tras el incidente, padre e hijo decidieron suspender la travesía y regresar a tierra firme. La experiencia había sido demasiado intensa y necesitaban tiempo para procesar lo sucedido. A pesar del miedo vivido, ambos se mostraron agradecidos de que todo hubiera terminado bien. El incidente de Adrián Simancas, tragado y expulsado por una ballena jorobada en el Estrecho de Magallanes, se ha convertido en un relato viral que ha impactado a personas de todo el mundo. Es una prueba de la fuerza de la naturaleza y la importancia de respetar el poder del océano. También es un testimonio de la capacidad de reacción y el amor incondicional de un padre que, ante la adversidad, mantuvo la calma y salvó a su hijo de una experiencia que podría haber tenido un final trágico. La pesadilla, afortunadamente, terminó en un susto, pero dejará una huella imborrable en la vida de Adrián Simancas. ELPERIODICO.COM - Noticia sin confirmar.