Si sabes cómo entrenar tus ojos, verás mucho mejor

El entrenamiento visual permite mejorar de media hasta un 96% el rendimiento visual y un 79% la agudeza en un periodo mínimo de tres meses, dependiendo del problema del paciente. Es una conclusión del estudio que el Instituto Federópticos.
Entre las habilidades que se entrenan con la terapia visual figuran: la agudeza visual, los movimientos oculares (seguimientos y fijaciones, fundamentales para una correcta lectura), la focalización (amplitud, flexibilidad y estabilización), las funciones binoculares y otras habilidades relacionadas con la percepción, la integración ordenada y la visualización.
Acercarse demasiado a lo que se está leyendo o escribiendo, ladear la cabeza al escribir, seguir con el dedo la lectura, saltarse líneas y cansarse rápidamente o tener problemas de comprensión, son algunos de los síntomas asociados a un deficiente rendimiento visual. El entrenamiento visual puede aplicarse para mejorar las habilidades visuales como un complemento a otros elementos de compensación, como gafas y lentes de contacto.
El tipo de ejercicio y la duración del tratamiento varían dependiendo de la disfunción visual a tratar, aunque existe un denominador común: "Si en dos o tres meses el paciente no mejora considerablemente, se suspende el entrenamiento, aunque rara vez hay que hacerlo", afirma Olga Esteban, responsable de terapia visual en Federópticos Orense, en Madrid.

La terapia visual está indicada para los siguientes casos:

Fracaso escolar: el 33% de los casos de fracaso escolar que se producen en España se deben a problemas en la visión, según datos del Ministerio de Educación. Algunos niños son incapaces de estar mirando cómodamente de cerca durante un tiempo porque tienen unos movimientos oculares deficientes, una focalización fluctuante y una percepción inestable aunque tengan una buena agudeza visual. La terapia visual permite mejorar el rendimiento visual una media de 96% aplicando un tratamiento que suele durar entre 3 y 6 meses y cuyos primeros resultados comienzan a notarse durante el primer o segundo mes de entrenamiento.

Miopías evolutivas: la mayoría de los casos de este tipo de ametropía se desarrolla porque la demanda de visión en distancias cortas es superior a la capacidad que puede dar el sistema visual. Aunque la consecuencia de una miopización, es la pérdida de agudeza visual de lejos, la causa suele estar en la visión próxima. Con las compensaciones ópticas adecuadas y el entrenamiento visual, los miopes evolutivos pueden frenar la velocidad de su progresión miópica.

Ambliopía u ojo vago y estrabismos: además de mejorar la agudeza visual, se trabaja en la fusión o unión perceptual y en la sincronización de ambos ojos para evitar retrocesos y optimizar el rendimiento visual. Son estos casos, junto a las disfunciones visuales derivadas de traumatismos oculares, en los que el tratamiento puede tener una duración mayor: frecuentemente entre un año y un año y medio, aunque el paciente comienza a notar una mejoría entre el segundo y el tercer mes de tratamiento. FUENTE QUE.ES

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