UNA SHERIFF DE 20 AÑOS CERCA DE JUAREZ

Una estudiante de Criminología de 20 años se convierte en jefa de la policía en una localidad de la zona más violenta de México
«Toda la gente tiene miedo. Todos tenemos miedo». La voz dulce de Marisol Valles suena como la de cualquier otra joven estudiante en medio del Valle de Juárez, colindante con Ciudad Juárez, la ciudad más violenta del mundo, en una frontera disputada muerto a muerto por los cárteles del narcotráfico. Entre matanzas, tiroteos, secuestros, quema de viviendas y otras tropelías, incluso tres alcaldes han sido asesinados este año en este valle mexicano que el éxodo empieza a convertir en fantasmagórico. Pero Marisol añade: «Vamos a cambiar ese miedo por seguridad». Porque a sus 20 años y arropada por otras nueve mujeres uniformadas,
Práxedis, Guadalupe y Distrito Bravos son los municipios del valle, émulo de una violencia que en Ciudad Juárez -a unos 60 kilómetros-- ha causado más de 6.000 muertos en estos casi cuatro años de narcoguerra. Ayer mismo, en esa ciudad una mujer fue encontrada decapitada y un cantante de narcocorridos -canciones consagradas a los jefes de los cárteles de la droga, en voga en el norte de México-, resultó asesinado.

Huestes enfrentadas

Junto a la frontera campan y se enfrentan las huestes de sicarios de Vicente Carrillo, El Viceroy, jefe del cártel de Juárez, y las de Joaquín el Chapo Guzmán, capo del cártel Sinaloa. El asesinato de Rodolfo Carrillo, El Niño de Oro, los hizo enemigos a muerte hace cinco años. Y así han extendido la muerte más allá de este estado de Chihuahua.

Esta semana comenzó con el asesinato del comisario municipal de El Porvenir, uno de los barrios de Práxedis G. Guerrerro. Junto a los cuerpos de Rito Grado, de 59 años, y su hijo Rigoberto, de 37, los peritos de la fiscalía solo hallaron los «casquillos percutidos de los cuernos de chivo», como aquí llaman a los fusiles de asalto AK-47, o kalachnikov, fieles acompañantes de los sicarios del narcotráfico. Un día después, Marisol Valles, 20 años, casada, estudiante de Criminología, entró en su despacho de directora de seguridad de Práxedis, al que solo había entrado como secretaria.

Marisol Valles está ahora al mando de 19 municipales -nueve también mujeres--, con un proyecto distinto y una convicción: «Se puede hacer mucho por mi pueblo. Sé que vamos a poder cambiar».
Aspira a «quitar un poco de miedo en cada uno». Su proyecto es «evitar los delitos con la atención humana, convivir con las familias, atender sus necesidades y ver por un mañana para los niños». Se dispone a iniciar una campaña de «prevención» en la calle, con una esperanza: «Que la gente confíe en sí misma y en nosotros, para que puedan invitarnos a sus casas a comer, a platicar, a ver sus necesidades. Simplemente para decirles más sobre los valores y los principios».

Ella los tiene. Como lo resalta el alcalde de Práxedis, José Guerrero. Además de experiencia, ya que «está por terminar la carrera de Criminología» y fue secretaria del comandante de los municipales. La mayoría de los 4.000 vecinos la ve con una simpatía que cambia a conmiseración. Y en su primera salida, una estudiante le espeta en un instituto: «Necesitamos un psicólogo para cada uno de los habitantes de aquí. Se nos está yendo la vida encerrados. Ya no podemos hacer una vida normal. ¡Hagan algo! - ELPERIODICO.COM

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