El presidente de la República Popular China, Hu Jintao, ha anunciado hoy que los ciudadanos chinos podrán dejar de mirar al mundo de soslayo, con los ojos entrecerrados, siempre y cuando no comuniquen a los demás lo que estén viendo. “Es un esfuerzo por parte del Gobierno de relajar la censura, fomentando literalmente la apertura de miras. Algo comparable a cuando Pompidou permitió que los franceses se rieran. Es probable que, cuando dejen de poner los ojos así, los chinos sean indistinguibles de cualquier otro ciudadano del mundo excepto por la tendencia a venderlo todo más barato” ha declarado el presidente de la Asamblea General de la ONU, Joseph Deiss. Según algunos antropólogos, la decisión de las autoridades chinas puede tener consecuencias culturales de gran impacto: “Si ven bien, puede que dejen atrás esas manchas que utilizan para leer y se pasen al alfabeto normal”, aventura el doctor Richard Klain.
Una de las excusas que la República Popular utilizaba para justificar la mirada sesgada apelaba a motivos demográficos: “Si abren los ojos se darán cuenta de que son muchos, de que están muy pegados, y se agobiarán. Nadie quiere esto”, llegó a argumentar el Primer Ministro. Pese a los recelos, el Gobierno ha decidido ahora ser valiente “porque si vemos que hay problemas no hay más que volver a imponer la prohibición”, apunta Hu Jintao.
En España, la decisión ha sido muy bien recibida por la comunidad china pero ha inquietado al sector turístico: “Ahora que ven bien se darán cuenta de que nuestro país es un truño tirando a feo y preferirán otros destinos”, se lamentaba el dueño de una conocida agencia de viajes. ELMUNDOTODAY.COM
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