Una comisión parlamentaria británica decidió este lunes hacerse cargo de un fenómeno actualmente visible a simple vista: la torre del Big Ben se inclina cada vez más, un poco como la de Pisa italiana, aunque a una escala mucho menor.
Un portavoz de la Cámara de los Comunes relativizó el peligro y la urgencia del asunto al indicar a AFP que los diputados van a "estudiar si conviene pedir a un grupo de autoridades que empiece a pensar en maneras eventuales de renovar el palacio de Westminster".
El palacio, algunas de cuyas partes se remontan al siglo XI, alberga las dos Cámaras del Parlamento británico y la torre del reloj de 96 metros de altura terminada en 1859. Se la conoce como Big Ben, que en realidad es el nombre de la mayor de sus campanas, de 13 toneladas de peso.
"Es el principio de un proceso muy, muy largo", dado que el examen preliminar puede durar entre 15 y 20 años, precisó el portavoz.
"No hay ningún peligro inmediato", comentó a la BBC John Burland, experto del Imperial College de Londres.
Al ritmo actual, "se necesitarán 10.000 años para alcanzar el ángulo de la torre de Pisa", agregó.
Según este experto, la inclinación de la torre y las grietas constatadas en el palacio de Westminster se remontan probablemente a muchos años, y no están directamente ligadas a la construcción de un aparcamiento subterráneo de cinco plantas y a una nueva línea de metro a finales del siglo XX.
Una investigación oficial cuyas conclusiones se publicaron en 2010 estimó que la inclinación del Big Ben se acentuó en agosto de 2003 por razones desconocidas, y aumenta anualmente de 0,9 mm.
Los diputados encargados de la gestión patrimonial del palacio de Westminster deben examinar todas las opciones, incluidas las más radicales como la demolición, el alquiler o la venta.
Estas últimas posibilidades "seguramente no forman parte de la reflexión oficial", comentó un portavoz de la comisión. Como si se tratara de atajar las especulaciones inmobiliarias o editoriales. El diario Daily Telegraph escribía este lunes que una medida de recompra podría interesar a "promotores extranjeros", que podrían ser rusos o chinos. AP
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